Noticias de Cuba/ Eramos pocos… y llego Irma


Cubamatinal / Aunque el huracán “Irma” pasó a distancia de La Habana, le envió vientos de tormenta, colapsó el sistema eléctrico nacional, según informó la radio oficial, y el servicio de acueductos.
La Habana, 16 de septiembre de 2017/ CM/ Todo lo cual ocasionó en la parte vieja del habanero barrio de Santos Suarez, y el cercano de Luyanó, varios incidentes:
-En el Parque de Santos Suárez, recientemente remozado, cayeron varios árboles, debilitados desde hace décadas por una enfermedad que les carcome las raíces y el centro del tronco:
Uno, gigantesco, de la rotonda, hacia la calle San Benigno, ya venía inclinándose; cayó y aplastó una farola de mampostería.
Al otro extremo, en el sendero junto a la Escuela Secundaria, cayó una de las dos palmeras y derribó otra farola. Los faroles, nadie sabe quién se los llevó.
También cayeron una majagua, un cocotero de la rotonda y ramas de varios árboles, particularmente de dos acacias. Las tres ceibas y las tres palmas de “las brujerías”, libraron sin novedad.
Al día siguiente de la tormenta, los vecinos regresaron a su parque y los niños convirtieron los árboles caídos en peculiares “aparatos de parque de diversiones”.
El viernes 15, cortaron ramas y arboles caídos, recogieron y repusieron el alumbrado del Parque.
– La Escuela primaria “República de México”, en Calzada de Diez de Octubre, esquina a Cocos, es un inmenso edificio colonial, con reformas y adiciones de otras épocas. Los vecinos afirman, por tradición, que fue escuela de monjas.
Con sólidos muros de cantería y otros de ladrillo; pero varios techos de vigas de madera, que reforzaron con vigas de acero; cuando en los años de 1980 amenazaron desplomarse.
Hace más de un año, el Ministerio de Educación decidió cerrar la escuela y demoler esos techos de madera: “Para repararlos”.
Los muros, altos, sin techos, no los aseguraron con nada y permanecieron arruinándose hasta que poco antes de amanecer el domingo 10 de septiembre, los vientos de “Irma” derribaron gran parte de la fachada.
“Eran las 4 de la mañana cuando cayó”– relata el limpiabotas, vecino de enfrente – sonó como una bomba. Cayó hacia la Calzada, por donde hacia un momento habían pasado dos autos”.
Juan, vecino que vive a unas ocho cuadras de distancia, afirma que oyó el ruido de ese derrumbe.
Los obreros retiran escombros y demuelen.
-Durante los días de “apagón”, la gente iba a cargar sus teléfonos celulares a los escasos sitios en que había servicio eléctrico. La radio animó a “ese acto solidario”. Y en cada uno de esos “oasis de luz”, algún empleado cobraba entre $2 y $1 Cuc. ($1 Cuc. equivale a $1.20 USD.).
En el Hospital-policlínico de Cocos y Rabí, en Santos Suárez, antiguo “Acción Medica”, cobraban $2 Cuc. Los dueños no podían entrar, confiaban sus teléfonos al empleado y así les robaron dos celulares. Según relatan empleados y vecinos.
Una enfermera, que pidió no mencione su nombre, informó: “Se armó tremendo ‘corre-corre’ entre los jefes y hay uno o dos sancionados”.
En cambio, en la noche del martes, en el asilo de ancianos de Diez de Octubre, frontero a la bocacalle de Santos Suarez, un empleado de pequeña estatura, brindaba gratis ese servicio de recarga.
Y al saber por una joven, que otro empleado le había cobrado a ella,$1 Cuc., se indignó y le solicitó la descripción física del aprovechado, según refiere otra de las solicitantes del favor de la recarga.
-El calor propio del tiempo de huracán, sin electricidad para los ventiladores y con muchas viviendas subdivididas, sobrepobladas y con poca ventilación, obligaba a la gente a pasar la mayor parte del tiempo en la acera o el portal frente a sus viviendas.
– “No hizo viento tan fuerte”– afirma una vecina de Zapotes, frente al Parque, que vive en un apartamento poco ventilado, en bajos – “Mis hijos y yo, pasamos el huracán con la puerta abierta, durmiendo en el piso de la sala”.
– Desesperados por las penalidades de 5 días sin agua ni electricidad, los vecinos se fueron “calentando”-como dijeron- y en la tarde del 13 de septiembre, manifestaron en la Calzada de Diez de Octubre y Santa Emilia, en demanda de agua y luz.
Protestaron unas 300 personas. Las mujeres fueron las más activas. Algunas llevaban a sus niños: “No nos iremos hasta que no tengamos agua y electricidad”. ”Ya aguantamos demasiado”
La Policía y autoridades del Gobierno no pudieron calmar a la muchedumbre y cerca de las 3 de la tarde, restablecieron el servicio de agua corriente y a las 3:20 el servicio eléctrico.
Ⓒ Jaime Leygonier Fernández
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