Cartas a Ofelia/ Literatura social y realista
Cubamatinal / París, 24 de abril de 2018.
La pluma de Daniel Ruiz nos ofrece un excelente tríptico de literatura social y realista, logrado después de 15 años de trabajo. Al haber vivido en un barrio periférico de Sevilla, conoce bien la dificultad para ascender socialmente de los habitantes, a los cuales separa del centro de las ciudades una especie de muro virtual. Con gran savoir faire el autor busca y encuentra en los barrios de extrarradio, la belleza de los valores humanos entre tanta realidad sucia, entre la falta de colores, donde todo parece estar en blanco y negro. Se trata de una novela profundamente humana.
Tres historias con personajes que se entrecruzan en un mismo espacio. Un retablo imborrable del extrarradio.
“Llegó todo alterado Chamaquito, la lengua hecha una estraza, contando que junto al canalón le habían reventado a Bruto. Pegaba cabezazos y lloriqueaba, los demás tenían que verlo, estaba junto al pilón, desventrado como una vaca de carnicería, los ojillos aún húmedos como dos coquinas muertas. Cucho acababa de dar lumbre a un dos papeles, bellotón de apaleado, así que ninguno estaba para mucho movimiento. Todos dijeron vale pero también dijeron pásalo, se te queman las uñas, y ahí Chamaquito empezó a berrear y a mentar a los muertos. Me cago en vuestras madres, hijos de la reputa. Pobre Chamaco, en la plazoleta se le quiere pero el cariño no da para tanto, cualquiera le quita al Panceta el pito de sus dedos mantecosos. Panceta, gordo de mierda, el niño no se contuvo y empezó a soltar la lengua, la diana de su ira era el Panceta, que entretanto no hacía sino sonreír, exhibiendo las encías negruzcas mientras dejaba escapar el humo entre sus labios con demora, como si a la bocanada le diera vergüenza salir de su cuerpo. Chamaquito se sentó en el suelo, junto a la banca, y con los ojos hincados en las colillas empezó a bisbisar solo, mi Brutín, Brutito mío. El Panceta le pasó el petardo a Lucio, sonriendo y con dos nubarrones instalados en sus pupilas. Pero ya Lucio andaba incómodo, fíjate en Chamaquito, está cabeceando sobre las rodillas, parece que tirita. Si tirita no es por frío, que con diez años ya ha tenido tiempo de acostumbrarse a la falta de abrigo. Tirita porque quisiera arrancarle a alguien el corazón a bocados, está ansioso por masticarlo y después arrojarlo al desagüe, junto a los jirones de Bruto. Lucio dio tres caladas y lo pasó a Cucho, golpeó con las manos los bolsillos del vaquero a modo de resolución y entonces lo propuso, vamos al pilón, comprobemos lo del perro. Pero Cucho acababa de tomar el canuto, la primera fumada rebuscaba ya en sus pulmones, vas a ir tú yo no me muevo. Tú eres una maricona, y tú, un comemierda, y tu madre una guarra, y tu abuela más guarra todavía, los dos se liaron a insultos y por detrás el Panceta se carcajeaba, su papada titilando como una gelatina. Chamaquito se levantó y con sus enormes ojos de charco miraba a su primo y a Cucho esperando algún dictamen. Aún no había dejado de llorar, seguía pensando en el vientre abierto de Brutillo y en sus ojos huecos de vida. En el desconcierto de la trifulca el Panceta aprovechó para descolgarle el canuto a Cucho y darle un par de nuevas fumadas. Al final se decidió que Chamaco iría al desagüe y se traería al chucho, porque nadie iba a moverse de la plazoleta para comprobar algo que probablemente fuese mentira. A Chamaquito le volvió el llanto, esta vez violento y a raudales, lo que le valió a Cucho para argumentar que lo del perro muerto era una nueva fantasía del niño, como cuando le dio por decir que Marcelo bajaba del cielo para verlo, que lo hacía siempre de madrugada y le preguntaba por la gente de la plazoleta. Cómo anda mi primo, le interrogaba, y el manteca de Panceta, y el canijo de Cucho, y qué tal el equipo, y después Chamaquito lo contaba en el banco, anoche mi hermano bajó de las nubes, preguntó por vosotros. La herida aún estaba reciente y por un tiempo todos creyeron, el bueno de Marcelo debe de estar disfrutando de lo lindo ahí arriba, seguro que anda todo rodeado de guayabas desnudas, de hembras de película paseándose en tanga.”
Nadie dijo que la vida fuera fácil. Pero lo es mucho menos en Balseras, barrio de la periferia. En ese paisaje reconocible en cualquiera de las ciudades españolas, los personajes de estas tres historias luchan por evitar que sus gritos se ahoguen en la densa maleza de la falta de oportunidades y la invisibilidad. Un niño huérfano busca al asesino de su perro Bruto, con la ayuda de su primo y otros amigos, miembros de una banda que a pesar de su juventud conoció tiempos mejores. Un comercial de electrodomésticos se topa en una de sus habituales carreras nocturnas con una mano amputada de mujer, y decide, contra cualquier asomo de cordura, llevársela a casa. Un disminuido psíquico trabaja en el mantenimiento de una comunidad de vecinos de alto nivel donde vive la niña Sonia, por la que estaría dispuesto a dejarlo todo. Tres nouvelles que configuran un tríptico salvaje, violento y extrañamente lírico.
Daniel Ruiz nos habla sobre «Maleza»:
«Daniel Ruiz maneja el humor y el sarcasmo con verdadera maestría.»Ana Rodríguez Fisher, BABELIA (El País)
Daniel Ruiz (Sevilla 1976) es escritor, periodista y especialista en comunicación. Su primera novela, Chatarra, obtuvo el Premio de Novela Corta de la Universidad Politécnica de Madrid y, años después, inspiró un corto cinematográfico preseleccionado para los Oscar en 2006. Le siguieron cinco novelas, que le han valido reconocimientos como el V Premio de Novela Corta Villa de Oria, el Premio Onuba de Novela, además de ser finalistas en premios como el Ojo Crítico de RNE. Sus últimas novelas son Todo está bien (2015), que fue recibida con entusiasmo entre los lectores por su fuerza crítica, su frescura y mordacidad, y La gran ola, merecedora del XII Premio de Novela Tusquets Editores.
Maleza. Daniel Ruiz. Novela literaria. Colección Andanzas 915.Diseño de la colección: Guillemot-Navares. Reservados todos los derechos de esta edición para Tusquets Editores, S.A. Ilustración de cubierta: © Jennifer Kapala – Arcangel Images. 14,8 x 22,5. 288 páginas. 18,00 euros. Rústica con solapas. Ebook disponible. ISBN: 978-84-9066-499-5.
Félix José Hernández.