Cuba: La disonancia cognitiva y el impuesto sobre los ingresos

Economía/ Impuesto sobre los ingresos personales

costos

Cubamatinal/ Un arma fundamental de dominio social sobre grandes grupos de personas -e incluso de naciones- lo constituye la mala memoria proverbial del ser humano con relación a hechos y detalles sociales de la vida cotidiana pasada.

Por Miguel A. Garcia. Edición de Hemeroteca, Cubamatinal 2008 con actualizaciones

Es un mecanismo demostrado de defensa ante el volumen de información que diariamente se genera y bombardea al ser humano en la percepción del mundo que lo rodea. No en balde, el plazo de un lustro –desde el presente y hacia el pasado- suele ser el tiempo promedio en que grandes grupos de encuestados son capaces de rememorar con detalle, acontecimientos importantes vinculados al devenir histórico del medio al que pertenecen.

En la medida que se retrocede en el tiempo histórico, esa memoria social pierde precisión y difumina los contornos de las causas o motivos de los efectos que padece. Conservando eso sí, memoria de los detalles –muchas veces distorsionados- promocionados como relevantes por los Medios de Comunicación Social, llamados “Medios Masivos de Difusión” o sencillamente “Medios”.

El propio estudio del fenómeno de los Medios de Comunicación Social y su influencia en el devenir histórico no puede ser abordado desde una sola ciencia; sin embargo, dada la dinámica funcional, las ciencias de la comunicación se enmarcan dentro de la psicología social y por extensión a la sociología.

Se ha dicho y con razón, que la Revolución cubana ha sido ante todo el asalto al poder mediático de una nación con claros fines políticos de dominación totalitaria. Desde un inicio el bombardeo propagandístico desde los medios monopolizados y un coordinado plan de desinformación sistemática de la realidad desde un centro rector único* permitieron el borrado sistemático de la propia realidad social del devenir histórico del régimen totalitario.

Precisamente el actual “debate” sobre la posible exacción de impuestos sobre el salario en Cuba transita por esos cauces.

A partir de la ocupación del poder real por parte de Fidel Castro en enero de 1959 y en medio de las maquinaciones para hacerse con el poder absoluto – descrédito de enemigos políticos de cualquier bando, fusilamientos, monopolización de los medios de comunicación, destrucción de todo el andamiaje de la sociedad civil etc.- los pasos fundamentales iban dirigidos a la monopolización estatal del poder económico.

De ahí que, junto a las expropiaciones a los “cómplices de la dictadura batistiana” y la consecuente inserción populista de los “centros de recuperación de bienes malversados”, se procede el 13 de octubre de 1960 a la intervención total de la banca; con el pretexto entre otros de “responder” al embargo comercial americano –parcial- de febrero de ese año.

Algo más tarde, -en agosto de 1961- se emite la Ley 963 sobre el cambio de la moneda que aparte de convertir la moneda nacional en papel mojado; despojó a todos los potenciales inversionistas nacionales –con el pretexto de que financiaban la contrarrevolución– de toda su capacidad económica**.

Más tarde en 1962, con el recrudecimiento del embargo americano, la crisis de los misiles y el incremento paroxístico del bombardeo mediático –ya en fase desenfrenada desde finales de 1960- así como las constantes movilizaciones de la población, pasó en puntillas -sin dar mayor importancia- la mayor operación de disminución del salario real del trabajador cubano, es decir; los impuestos para el desarrollo de la industrialización (4%) –a los que verbalmente*** se le irían agregando seguridad social, salud pública, educación y defensa hasta arribar al actual “impuesto sobre la circulación y ventas, que grava todas las mercancías y servicios que oferta el Estado, salvo la exigua cuota normada.

Este impuesto totalizó en 2010 la cantidad de 13 462 millones de pesos, alrededor del 31% de todos los ingresos de la población; con la característica de que no está contenido en la actual ley tributaria (ley 73 de agosto de 1994).

Dos años después de la aplicación de los primeros impuestos sobre el salario, en 1964; se implanta en Cuba uno de los tantos desastrosos experimentos económico-sociales, el llamado “Calculo Presupuestario”. No es que fuera el primero de los experimentos y tampoco el último, solo que esta vez el experimento afectaba a la propia estructura de la gestión contable del país.

Conscientes en su fuero interno de que el estado totalitario asume la función de empresario total del entramado económico nacional, (la clásica fórmula Dinero-Mercancía- Dinero [D-M-D’] a la que hace constante referencia Carlos Marx durante todo el tomo I de su obra El Capital, es aplicada en el caso cubano, no por un empresario capitalista “sediento de ganancias”, sino por la única empresa del país, es decir, el Estado****), se procede a suprimir las relaciones monetario-mercantiles entre empresas estatales.

Ya en 1967 con la Ley 1213 del 7 de julio, se suprimen todas las “trabas burocráticas” reflejándose en la nómina de los trabajadores solo el Salario Neto sin registro contable visible del Salario Bruto, pasando por arte de magia a convertirse en Salario Nominal. Con lo que la práctica totalidad de las generaciones de trabajadores en activo en la isla desconocen los componentes ¡y descuentos! del salario nominal que perciben y los que lo conocieron y aún viven, ¡ya no se acuerdan! o es sólo un término anecdótico.

Si a ello sumamos que en la práctica, la isla-feudo fue gobernada desde 1959 hasta 1977 mediante Decretos-Leyes; que la propia Constitución de 1976 y el cuerpo de “Leyes Complementarias” y subsiguientes que han sido “aprobadas” en el “Parlamento” se cumplen a discreción del círculo superior del estrato gobernante y como último sumando, el medio siglo de gobierno mono-familiar con sus marchas y contramarchas constantes. Comprenderemos por qué aparece el fenómeno de la Disonancia Cognitiva Masificada en la población cubana, no sólo en el tema que nos ocupa sino en la práctica totalidad esfera de la actividad social.

Vayamos al concepto: “…el término se refiere a la percepción de incompatibilidad de dos cogniciones simultáneas, todo lo cual puede impactar sobre sus actitudesLa manera en que se produce la reducción de la disonancia puede tomar distintos caminos o formas. Una muy notable es un cambio de actitud o de ideas ante la realidad…”

La forma más usual de escapar a la Disonancia es; ignorando aquello que genera conflicto o contradicción. La población privada de información fidedigna y contrastable durante muchos decenios, bombardeada constantemente por la propaganda oficial que muestra “su realidad” en todos los medios; crea también su propia “realidad alternativa” y queramos o no, esa ficticia realidad alternativa conlleva de cierta forma un implícito Síndrome de Estocolmo.

Una frase cubana en boga desde hace muchos años reza: “El estado finge pagar los salarios y el pueblo finge trabajar para el estado” donde se reconoce explícitamente por una parte la miseria salarial a que es sometido el trabajador y por otra la bajísima productividad de la empleo-manía cubana.

La frase en sí misma es una expresión de Disonancia Cognitiva; en una alternativa que no ha resultado lo satisfactoria que se pensaba, se puede encontrar ventajas que antes no se habían detectado. Es decir, “no me pagan ergo no trabajo”, que de hecho es una “solución” a la contradicción, ¡solo que una solución falsa!

Si la plusvalía sigue siendo –según criterio marxista- “el nuevo valor creado del que no participa la clase trabajadora”, entonces no es necesario dar más vueltas de hojas; absolutamente todos los fondos de los que dispone el estado cubano provienen de la expropiación de aquella parte del fruto del trabajo del cual no da participación al trabajador, con el pretexto cansonamente argumentado que el estado se encarga de «redistribuir socialmente» la plusvalía, a la cual por cierto no llaman por su nombre.

De esta forma sólo sabe el trabajador la cantidad que le pagan –neto- pero nunca cuánto le retienen del salario bruto; en algunos casos hasta el 40 %. Por supuesto que ¡además! realmente cree que no paga impuestos. El propio andamiaje burocrático estatal, integrado por miles y miles de trabajadores tan explotados como el resto de la población; sufre de los síndromes descritos anteriormente, ellos también sufren Disonancia Cognitiva y padecen el Síndrome de Estocolmo.

Más de medio siglo de bloqueo informativo interior, doble moral consolidada, escapismo institucionalizado y “realidades virtuales” cambiantes, -pero en el fondo siempre la misma-, llevarán a no dudarlo a una nueva vuelta de tuerca en la ya gastada rosca del “garrote vil” que atenaza la garganta del trabajador cubano, con la casi probable aplicación del “novísimo” impuesto sobre los ingresos.

Lo peor del caso es que cuando eso suceda, aparecerán tres o cuatro chistes de amplia difusión popular –quizás en alguno de los espectáculos de los “nuevos humoristas” de la cada vez peor y más chabacana factura- se pondrán de moda dos o tres “reggaetón protesta” y Raúl Castro se lamentará del pueblo que no trabaja como debiera a partir de los sacrificios de la “generación del Moncada” y al final el nuevo impuesto será aplicado.

Por su parte la prensa extranjera que no suele enterarse de lo que realmente pasa en Cuba -a pesar de sus corresponsales con largos años de estadía en la isla- disertará sobre si realmente con “las nuevas medidas” cambiarán las cosas en Cuba; entretanto como en el corto Brainstorm ¡se aceptan apuestas!

*Cualquier nombre o estructura que tomara en estos 53 años, siempre bajo la férula directa del jefe de estado.

**Mataba dos pájaros de un tiro, primero disolvía la totalidad de las relaciones mercantiles a partir del valor del dinero y segundo privaba no sólo a los opositores sino a toda la sociedad civil de sus medios de financiamiento.

***Los discursos y largas peroratas en los más disimiles medios por parte de Fidel Castro, eran tomados al pie de la letra como Ley, al punto que durante años en la Universidad de La Habana se enseñaba en la Facultad de Derecho que “la palabra orientadora del Comandante en Jefe constituía fuente de derecho”

****Sin contar que algunos incrementos de los hoy astronómicos precios del “mercado libre” comenzaron por ser contribuciones “temporales” por ejemplo para los “damnificados del ciclón Flora”, allá por el lejano 1964 cuando subieron los precios de los cigarrillos y la cerveza. ¿Habrán terminado ya en 2011 de ayudar a los susodichos damnificados?

Información relacionada:

Las retenciones y los impuestos al salario en Cuba. 1959-2016. Análisis Crítico

Ⓒ Miguel A. Garcia

Ⓒ Cubamatinal (Libre descarga citando la fuente)