Opinión / La eterna pantomima teatral del absurdo totalitario
¿Elegir presidente, y no pusieron a ese nuevo hace poco?. ¿Que ideas?, ¿Cuáles valores?
Cubamatinal /Durante el inicio de la primera semana de octubre se comenzaron en todo el territorio nacional las asambleas de rendición de cuentas, donde en teoría los delegados a la asamblea municipal del poder popular (concejales en otros países y durante la República en Cuba) informan de las respuestas dadas a los electores sobre los planteamientos de éstos, realizados en la asamblea anterior o en los despachos que obligatoriamente deben realizarse en lugar y días previstos. Aunque también se le puede realizar una pregunta, plantear una queja o hacer una propuesta en cualquier momento y lugar.
Por Germán M. González
Bauta, 7 de octubre de 2019 / CM/ El delegado de cada circunscripción electoral debe tramitar las gestiones pertinentes ante los organismos del territorio para cada planteamiento de sus electores y dar a éste y a la asamblea las respuestas: solucionado el problema, o tramitado y pendiente de solución o la más frecuente: no tiene solución debido a “la situación económica del País causada por el cruel e injusto bloqueo estadounidense”. Respuesta clásica a la que se añade ahora “y por la actual coyuntura provocada por el recrudecimiento de la actual administración estadounidense”.
En realidad este delegado es, dicho en términos beisboleros, un “out vestido de pelotero”, en términos matemáticos un cero a la izquierda. Existe solo para crear la ilusión de participación ciudadana en la gestión gubernamental. Cuando es elegido, durante su primera sesión plenaria municipal la “comisión de candidaturas” designada por las “organizaciones de masas” con jefaturas designadas a su vez por el partido único designan (y sigue la palabrita) a la presidencia de la asamblea, por tanto ese delegado ni siquiera elige al gobierno municipal, solo debe levantar el brazo aprobando la “propuesta” de la comisión, y rápido para no dar la impresión de duda o vacilación… el Gran Hermano observa y garantiza la fidelidad de cada candidato a delegado, si con alguno hay dudas es neutralizado por cualquier método.
Como las jefaturas del territorio conocen esto, los planteamientos del infeliz delegado resbalan por la epidermis y las respuestas son puramente formales. Solamente si el susodicho delegado goza de alguna influencia por ocupar un puesto en la “nomenklatura”, se tiene más cuidado por parte de la burocracia en dar respuestas algo más creíbles.
La realidad es que la mísera situación económica nacional se debe más a la destrucción de prácticamente todo el patrimonio productivo nacional y la dilapidación de los recursos de la “ayuda soviética”; de los créditos tomados y no pagados convertidos hoy en asfixiante deuda externa; el robo llamado “cambio de moneda” de los años sesenta; la diferenciaentre los salarios simbólicos y lo que debieran devengar los trabajadores estatales;la confiscación de los salarios pagados por entidades extranjeras, que comenzó con los marinos mercantes, continuó con los contratados en países de Europa del Este y se mantiene hoy con las “misiones” en el exterior (médicas fundamentalmente) y en el interior ((turismo y otros).
A la situación general del país debe añadirse la total pérdida de la autonomía municipal consagrada en la Constitución de 1940 y que posibilitó el desarrollo de bellas ciudades y poblados, con acueductos, alcantarillados, parques y edificios que aún embellecen —en medio del deterioro generalizado— el paisaje urbano de Cuba. El municipio cubano actual recibe —si acaso— las migajas de las recaudaciones realizadas centralmente escasas por las razones antes expuestas y minoradas por el exceso de gastos de la burocracia y fuerzas armadas totalmente desproporcionadas, comparables en su volumen a países muchísimo más poblados, como Brasil, España u otros.
Todo ello se refleja en las vías deterioradas, los montones de basura que proliferan por todas partes, las escuelas y centros de salud ruinosos y en la escasez, casi carencia total de muchos renglones necesarios a la educación y la salud. Todo ellos de mayor percepción en cada barrio además de los males nacionales como escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad y su desaparición de los estantes periódicamente.
El panorama existente —independiente de la “coyuntura”— unido a la propaganda implacable por los medios del partido & gobierno que sufren los sexagenarios desde su nacimiento crea una apatía sui géneris, conformismo de pensar que Cuba no “está así” sino que por el contrario Cuba “es así” sin remedio y por fatalismo divino. Y surge desinterés por la participación en la vida política pues ya lo señaló nuestro Apóstol: “Ser ciudadano de la República es cosa difícil y es necesario ensayarse en ella desde la niñez”.
En resumen, para un cubano es muchísimo más factible emigrar buscando mejores posibilidades laborales y personales que luchar por cambiar las circunstancias de su País.
Como resultado tenemos que exceptuando aquellos —escasísimos— que mantienen algún entusiasmo “revolucionario”, otros comprometidos por ser estado-dependientes con algo que perder (empleados, estudiantes, etc.) y aún en ambos casos, la asistencia a las asambleas de rendición de cuentas resulta menos que escasa.
En recorridos realizados en estos días “asamblearios” se constata que la asistencia es mínima, a los sumo 15-20 personas donde debían asistir un número de ≈cien, y los que presiden las asambleas dando por bueno el quórum, y a lo sumo diciendo: los que no vinieron hoy pueden asistir mañana a la de tal lugar…donde la asistencia vuelve a resultar exigua.
Claro que la información que brindan los medios del partido & gobierno es de entusiasmo y asistencia masiva.
En este estado de cosas no resulta extraña la indiferencia total acompañada por absoluto desconocimiento, tanto del acto en sí como de su significado real o aparente de la “elección” de las máximas autoridades del país. Presidente y vice de la ex República(1); presidente, vice y secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, reducido de 31 a 21 miembros, se efectúa en medio de la más absoluta indiferencia.
Ante la interpelación de quien esto escribe un ciudadano, profesional él y con buen nivel cultural, dio una respuesta olímpica: –¿Elegir presidente? ¿Y no pusieron a ese nuevo hace poco?
(1) Generalmente se asocia el término República con: el imperio de la Ley, no de los hombres; la igualdad ante la Ley; la austeridad de fondo y de forma; la tolerancia hacia ideas opuestas; la separación de poderes; la soberanía de la ciudadanía y otros factores ausentes desde el 7 de febrero de 1959 con la promulgación de la Ley Fundamental que otorgó todos los poderes al Consejo de Ministros, presidido por un Primer Ministro (Fidel Castro) que nombraba a los demás integrantes. Poder absoluto completado con la estatalización de todo el Patrimonio Productivo en los años siguientes.
Sociedad / Una anécdota entre muchas sobre el “principal pilar de la Revolución…”
Cubamatinal / Es una ancianita simpática, retirada, muy limitada, pero vivaz, vecina del habanero barrio de Santos Suarez, por cuyas aceras y calles rotas empuja su andador de ruedas, para hacer las colas para comprar alimentos o las gestiones burocráticas, del agobio cotidiano.
Por Jaime leygonier
La Habana, 2 de marzo de 2019 / CM / Estaba resuelta a votar “no” al mamotreto que “validará democráticamente” la dictadura en Cuba. Con gracia personal, habla pestes del Gobierno. Para alimentarse, depende de la remesa en dólares que le envía su familia “del Norte” (poca cosa).
El 24 de febrero, día del fingido referéndum constitucional, le dio miedo quedarse en su casa y no votar o, según dijo, quería votar “no”. “Yo siempre que hay votaciones, anulo la boleta”, declara.
Y, como todo anciano activo con tarea pendiente, Irma, se fue temprano al centro de votación que le correspondía, en la Escuela primaria “Raúl Gómez, García”, antiguo “Colegio Urquiza”.
Como la entrada a la escuela es por peldaños o por la rampa del garaje, uno de los encargados del “referéndum” la asistió: “No suba abuelita, yo le alcanzo la boleta”. “No, ayúdeme a subir”.
“Corrió a mi encuentro con la boleta, yo le repetí que me ayudara a subir, insistió y no me quedó más remedio que votar allí en la acera, delante del hombre. ¡Y marqué ‘si’! ¡No me iba a señalar marcando ‘no’ delante de sus ojos!”.
“Señalarse”, significa en Cuba ser puesto en la lista negra por una posición política contraria al Gobierno, quedar marcado por las autoridades como sospechoso de conflictivo o “contrarrevolucionario”.
“Luego me sentí mal, mareada por la presión alta”.
En las mentidas votaciones cubanas, es práctica establecida que escolares, enfermeras, o funcionarios encargados de la votación, visiten a los ancianos incapacitados de asistir y a encamados e impedidos para que les llenen y entreguen la boleta. Sin voto secreto.
Cuando representan esta práctica en la T.V., los visitantes llevan el cajón de cartón de una urna; pero en la vida real, las boletas las reciben y llevan en la mano. Esta violación de la Ley es masiva en hospitales y asilos de ancianos.
Si Irma, se hubiera “señalado”, por marcar “no” en su boleta, no le habría pasado nada: Por represivos que sean los “revolucionarios”, ella es demasiado anciana y no detenta ningún empleo, matrícula escolar, cargo o privilegio que puedan quitarle.
El que le alcanzó la boleta, no quería espiar su voto, sino auxiliarla y tomaba la votación con la falta de seriedad que le merece.
No obstante, la tensión por la duda, el miedo a ser descubierta en su “culpa”, el que piensen que pensaba votar “no”, bastaron para enfermarla.
Irma, no es la única, obran como ella muchos de todas las edades: El miedo cerval, absurdo: “policía interior” inculcado pavlovianamente por décadas de frío terrorismo estatal, resulta el principal “pilar de la Revolución”.
Periodista independiente, con una amplia producción en diferentes medios de la prensa independiente y el exilio. Escritor, ex profesor (expulsado por sus acciones políticas), fue condenado a tres años de privación de libertad en 1990 por el supuesto delito de “propaganda enemiga”, con anterioridad expulsado de la carrera de Historia en la Universidad de La Habana por no renegar del catolicismo.
Reside en Cuba y se mantiene activo en la prensa independiente, incluido el periodismo de investigación.
Cubamatinal / En el fútbol y en la política hay dos verdades aceptadas por todos, pero que no tienen que ser del todo ciertas y no son eternas: el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania, y Baviera es un lugar en donde se celebran elecciones y siempre gana la CSU. Si bien la primera verdad es más que cuestionable, la segunda sigue vigente, aunque ya no de forma tan manifiesta.
Por Roberto Inclán
Madrid, 18 de octubre de 2018/ Boletín FAES/ El pasado domingo 14 de octubre se celebraron las elecciones al parlamento regional de Baviera, y la gran noticia fue que la Unión Social Cristiana (CSU) se comportó como un partido terrenal y dejó de ser la maquinaria arrolladora que acumulaba una mayoría tras otra. En ellas, la CSU no sólo perdió la mayoría absoluta, sino que registró su peor resultado desde el año 1950 con un 37,2% de los votos[1] –una caída de más de diez puntos con respecto al año 2013, cuando obtuvo un 47,7%–[2]. Los grandes triunfadores de la noche electoral fueron Los Verdes, quienes doblaron su resultado de los anteriores comicios y lograron una subida de un 8,6% hasta situarse en segundo lugar con el 17,5%. Asimismo, la tercera fuerza política fueron los Electores Libres con un 11,6% –9% en el año 2013–, resultado que les permite ser un actor importante en las negociaciones para formar gobierno.
Uno de los partidos que acudía a la cita con mayores expectativas era el populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD), al cual muchas de las encuestas otorgaban una segunda posición, y cuyo desgaste electoral con la CSU les ha limitado a la cuarta con un 10,2%, lo que les lleva por primera vez a entrar en el parlamento bávaro, aunque es un resultado un tanto decepcionante para un partido que venía siendo la estrella mediática en los últimos meses.
Mención aparte merecen los socialdemócratas del SPD, otrora gran partido de Alemania, que han sido incapaces de tener un discurso propio durante esta campaña, a los que la población ha percibido únicamente como una prolongación de la marca que gobierna en coalición con Merkel en Berlín, pero carente de personalidad. Esta caída, del 20,6% logrado en el año 2013 a un 9,7%, les ha llevado al quinto lugar, algo impensable hasta hace muy poco tiempo, y que genera una crisis de la que mucha gente duda de si serán capaces de sobreponerse. Por su parte, el partido de izquierda Die Linke no obtuvo siquiera el mínimo del 5% para entrar en el parlamento regional, y se quedó con un 3,2%.
Sin duda, el gran beneficiado de esta debacle del SPD han sido Los Verdes, quienes han huido de discursos populistas, como los mantenidos por CSU y AfD, y se han mostrado como un partido más amable para la sociedad, con un carácter integrador, conservador, europeísta y más tolerante con el problema de la inmigración. Gracias a ello han logrado canalizar el descontento de la población con los dos partidos mayoritarios. Este éxito de Los Verdes ha sido especialmente destacado en las grandes ciudades de Baviera y en especial en Múnich, la capital del Land. Así, en el distrito del centro de la ciudad, Los Verdes fueron la fuerza más votada con un 42,5% de los votos, por un 16,1% de la CSU y un 13,1% del SPD. En el lado opuesto, AfD obtuvo únicamente un 3,7% de los votos, muy alejado del 10% logrado en el conjunto de Baviera[3]. No obstante, es probable que el gran éxito de Los Verdes no se vea correspondido con ningún tipo de poder a nivel regional y no consigan ser una alternativa real de gobierno a la CSU. Por lo tanto, este éxito se medirá en la capacidad que posea su 17,5% de hacerse oír en el parlamento bávaro y, sobre todo, del efecto que pueda provocar en futuras elecciones para lograr ser el segundo partido más votado de Alemania y pelear esa posición al cada vez más insignificante SPD.
Uno de los principales errores que ha podido cometer la CSU ha sido el de radicalizar su discurso para tratar de frenar el ascenso de AfD. Para ello, tanto su candidato Markus Söder como el actual ministro de Interior y ministro presidente de Baviera entre los años 2008 y 2018, Horst Seehofer, han seguido una línea muy cercana a AfD y han acabado pareciéndose más de lo deseable, algo que sucede a menudo cuando tratas de luchar contra un enemigo. La consecuencia de ello ha sido que en esta ocasión han logrado entre ambos partidos el mismo porcentaje de votos que en el año 2013 obtuvo solamente la CSU, a pesar de la buena marcha de la economía bávara. Como afirma Bernd Ulrich[4], la CSU ha perdido su “poder mágico” que ha mantenido durante décadas y tendrá que aprender a vivir siendo un partido normal, y para ello deberá buscar y pactar con un socio para mantener el control del gobierno bávaro. Como posibles escenarios para formar gobierno destacan dos opciones principales. La primera de ellas sería una coalición de la CSU con los Electores Libres, que sumaría 108 asientos, y otra segunda más mayoritaria entre los dos partidos más votados –CSU y Los Verdes–, los cuales juntarían 121 parlamentarios, y darían una mayor estabilidad al Parlamento de Baviera.
Por su parte, la canciller Angela Merkel ha atribuido los malos resultados de la CSU y el SPD a la pérdida de confianza de los ciudadanos en la política. En este sentido, considera que el gobierno de la gran coalición “ha perdido mucha confianza», y que la lección que deben aprender del pasado domingo es que “como canciller debo hacer más para asegurar que esta confianza esté ahí”[5].
Esta deriva podría traer serias consecuencias para el partido de Angela Merkel, puesto que el próximo 28 de octubre se celebran las elecciones regionales en Hesse, un Land con gran protagonismo económico, a cuyo territorio pertenece Frankfurt, una de las capitales europeas del mundo de las finanzas y sede del Banco Central Europeo. Actualmente, Hesse está gobernado Volker Bouffier (CDU) –en coalición con Los Verdes–, quien según las últimas encuestas obtendría en torno a un 30% de los votos[6] –frente al 38,3% logrado en el año 2013–, y también se vislumbra un escenario en el que deberá buscar un aliado para poder mantenerse en el gobierno regional. En caso de confirmarse esta dinámica negativa, las miradas se dirigirán claramente hacia el gobierno federal, quien podría tomar medidas sobre una gran coalición que no está resultando beneficiosa para ninguno de sus integrantes, los cuales continúan perdiendo poder e influencia en beneficio de otros partidos como Los Verdes o AfD.
Cubamatinal / Este domingo 9 de septiembre tendrá lugar una elección histórica en Suecia. Todo indica que la socialdemocracia será todavía el partido más grande del país, pero experimentará el peor resultado electoral desde la implantación de la democracia plena hace un siglo.
Por Mauricio Rojas
Madrid, 7 de septiembre de 2018/ Boletin FAES/ El partido, que probablemente obtendrá en torno al 25% de los sufragios, está muy lejos de los resultados habituales –sobre el 40% e incluso el 50%– que obtuvo durante casi 60 años consecutivos (1932-1988). Por su parte, los conservadores no logran repuntar y también parecen ir hacia una derrota electoral de proporciones. Esto reduciría, tal como ocurrió en España y en otros países europeos, la base electoral de los dos grandes partidos tradicionales de más de 60% en 2010 a poco más de 40% en las próximas elecciones.
Paralelamente crecen de manera espectacular los Demócratas Suecos, el partido crítico de la inmigración y con claras tendencias nacionalistas y populistas. Es un partido que ha duplicado su votación en las últimas cuatro elecciones, pasando de 0,4% de los sufragios en 1998 al 12,9% en 2014. Ahora, todo indica que estará cerca o superará el 20%, pasando a ser el segundo partido más votado. Su plataforma suma una serie de elementos atractivos fuera de su gran tema, la inmigración. Entre ellos destacan, por una parte, un rasgo fuertemente antiestablishment (se presenta como el partido de los de abajo, del pueblo no representado por la élite) y, por otra parte, una propuesta de restaurar el gran proyecto social que llevó a la socialdemocracia al poder a comienzos de la década de 1930: “el hogar del pueblo” (folkhemmet). Se trata de recrear una comunidad nacional compacta y protectora, basada en una etnicidad compartida, una cultura homogénea y un Estado fuerte, muy en la línea del Frente Nacional francés o del Partido Popular Danés.
Este último aspecto, que está íntimamente relacionado con el tema de la inmigración (en especial aquella proveniente de países musulmanes) y la formación de grandes barrios de inmigrantes totalmente segregados, es el que le da su gran atractivo a los Demócratas Suecos y sus enormes éxitos entre la población obrera, así como en las ciudades pequeñas y el medio semirural. Esto explica el gran trasvase de votos desde la socialdemocracia, pero también desde los conservadores, hacia los Demócratas Suecos.
Por último, también crece el Partido de Izquierda (el ex Partido Comunista), que probablemente obtendrá en torno al 10% de los votos, confirmando una tendencia europea hacia el crecimiento de los extremos políticos y un deterioro acelerado de las viejas alianzas y consensos que le daban estabilidad al sistema.
En fin, Suecia va hacia tiempos convulsos a pesar de tener una economía vigorosa. Como en muchas otras partes, las cuestiones identitarias tienden a tomar el rol que antes tenía la economía a la hora de decidir el voto de una gran parte de la población.