Adiós al Costa Mágica en Estocolmo y regreso a casa

Cartas a Ofelia / Crónicas de Cruceros

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Foto : Estocolmo

 

Cubamatinal / París, 17 de agosto de 2018.

Querida Ofelia :

Nuestro último día de este reciente viaje fue el 28 de julio, amanecimos en Estocolmo con un cielo parcialmente nublado y +18°c que por la tarde llegarían a +28°c.

Recorrimos en total 665 millas náuticas:

Estocolmo – Helsinki… 196

Helsinki – san Petersburgo… 147

San Petersburgo – Tallinn… 157

Tallinn – Estocolmo…165

Desayunamos y almorzamos en el Ristorante Club Vicenza. Saludamos y dimos las gracias al maître Luciano d’Urzo y los camareros Danson Delda y Totok Budi Prasetyo que tan gentil y profesionalmente nos atendieron siempre.

A las 10 a.m. abandonamos los camarotes después de saludar y darle las gracias a nuestro amable y eficiente camarero hondureño Melvin.

Nuestro almuerzo fue de calidad como siempre a lo largo del viaje. Ese día dedicado a Liguria.

Paredes de piedra seca con trozos de botella afilados clavados en lo alto, memoria del poeta Eugenio Montale, y, abajo, el mar como un espejo caído que refleja el infinito del cielo.

 Oculto y silencioso el pescador repara la red, el campesino poda el olivo esperando que le llamen a comer, simple momento de reposo y de sustento para hacer frente al resto del día. La albahaca está a la sombra y el romero ha florecido con sus minúsculas flores violeta, la salvia absorbe el sol abrasador embriagando el aire de aromas que después se vuelven a encontrar en la mesa, como la mejorana en el relleno de los raviolis de carne o el delicado equilibrio de legumbres en la mesciva, plato pobre de la provincia de La Spezia, o en los corzetti con piñones y alcachofas que marcan la tradición, a partir de la forma de la pasta típicamente de Liguria.

Corzetti con piñones y alcachofas estofadas

 El corzetto es un disco de pasta que se prensa en una especie de sello circular de madera para imprimir un dibujo, símbolo, que en la Edad Media, definía la estirpe de pertenencia, y que tiene la finalidad de aumentar la superficie irregular para acoger mejor la salsa.

 La oleosidad del piñón italiano, más largo y fino que el extranjero, el retrogusto un poco amargo y afrutado de la alcachofa hacen que este plato satisfaga incluso los paladares más refinados y permite descubrir, ya desde el primer bocado, que esta tierra de Liguria encierra auténticos tesoros, comenzando por los de la mesa, todos ellos exquisitos.

Nuestro almuerzo consistió en :

Mesciva con picatostes caseros tostados.

-Pasta Corzetti con piñones y alcachofas estofadas.

Escalope de cerdo, salsa al vino Marsala, servido con  Puré de patatas.

Mousse de papaya con tarta de almendras Joconde.

-Vino Dolcetto d’Alba «Batasiolo”.

Colocamos las bolsas de mano en el local adaptado para ello junto al Casino hasta que las recogimos a las 3 y 30 p.m. para dirigirnos al aeropuerto.

En el Atrium  nos despedimos de las encantadoras señoritas Claudia Pérez ( responsable del Costa Club) y Saray García (atención a los turistas hispanohablantes).

El autocar demoró 45 minutos en llegar al aeropuerto de Arlanda. Nos recibió una hermosa y agradable azafata de Costa llamada María Alonso. Cuando se dirigió a nosotros en italiano, le pregunté cuál era su origen y me dijo que era cubana, de Nuevo Vedado, que había vivido 25 años en Roma y ahora hacía seis que vivía en Estocolmo.

En la entrada del caluroso aeropuerto, sin climatización, verdadera sauna  con  +29°c., de paredes y techo de color aluminio, totalmente impersonal, se encontraban las banderas de los países nórdicos, la de la Unión Europea y la del arcoíris gay en sendas altas astas.

Recuerdo el peor vuelo de mi vida, fue desde el aeropuerto  Charles de Gaulle despegamos a las 8 y 5 p.m. a bordo del vuelo XL SE 1570 del 6 de febrero 2015, en un avión de la compañía XL, cuyo eslogan es: “XL Airways France, l’avion plus malin”.  “malin” en francés significa: maligno, malicioso, travieso, astuto, pícaro, etc. No le recomiendo esta compañía a nadie. Si deseas leer los detalles de aquella pesadilla, los puedes encontrar en mi crónica: http://cartasaofelia.com/testing/mirar.asp?ID=2036

Me puse a leer la revista del aeropuerto mientras esperábamos el vuelo de Air France  AF 1063 que nos llevaría en 2 horas y 40 minutos a París, con numerosas turbulencias que hacían vibrar el gran Airbus 320, lo cual era paliado por la amabilidad de las azafatas y el espacio para las piernas de dimensiones humanas.

En la revista encontré una publicidad turística para viajes a Cuba en dos páginas. A la izquierda aparece la foto de una señora de origen subsahariano vestida de azul y con turbante y collares del mismo color. Entre los dedos de la mano izquierda lleva un puro habano apagado, pero solo la tripa, sin la capa. En el cuello gasta una cinta roja con la lengua del emblema de los Rollings Stones. Todo es sincretismo cultural cubano estereotipado. Puedes ver su foto, como todas las del viaje en los “Álbumes” de mi página de Facebook.

Estocolmo es una ciudad hermosa, culta, con una población educada. Me asombró el que una señora miamense me escribiera por Facebook: “En Estocolmo ya no se atreven a salir a la calle por miedo a ser asesinados por los emigrantes”.¡Qué clase  de disparate! ¿De dónde saca esas “informaciones? Un amigo me envió de buena fe una foto de una línea de trenes, a lo largo de la cual se alzan miserables chabolas, que supuestamente fue tomada en un París invadida por los refugiados. Me pregunta y claro está que le expliqué que no se trata de una foto tomada en  La Ciudad Luz. Otro señor me envió un vídeo nauseabundo – por llamarlo de alguna forma- sobre cómo los emigrantes están destruyendo a Francia. Creo que las redes sociales están sirviendo cada día más para sembrar el odio y para estigmatizar a los seres humanos por sus orígenes étnicos, religión, nacionalidad, etc.

Damos las gracias a la Srta. Clèdia Amelin de  Costa France, la cual muy amablemente nos organizó el viaje y también el próximo que si Dios quiere, nos llevará pronto a lejanas tierras allende los mares.

Un gran abrazo desde La Ciudad Luz,

Félix José Hernández.