El confinamiento de la población en Francia

Cartas a Ofelia / Crónicas de una pandemia

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Foto: Monsieur Emmanuel Macron, Presidente de la República Francesa durante sus palabras a la Nación el 16 de marzo de 2020. Foto oficial a la prensa.

 

Cubamatinal / París, 17 de marzo de 2020.

Ayer a las 8 p.m. el Sr. Presidente Emmanuel Macron se dirigió de nuevo al pueblo para informar de las nuevas medidas que se aplicarían para combatir la pandemia de Coronavirus.

Los helicópteros del ejército transportarán a los enfermos graves desde los pequeños hospitales de provincias hacia los grandes hospitales, entre ellos los cinco militares que existen en la Nación. También se construirá un hospital militar de campaña en la zona más afectada del país.

Ya anteriormente se habían ido tomando medidas paulatinamente, según se hacía más grave la situación como las de cerrar: los estadios, salas de espectáculos, teatros, cabarets, cines, bares, restaurantes, tiendas, centros comerciales, escuelas y universidades. Los profesores ya imparten las lecciones por medio de la Internet.

Se habían prohibido las visitas a los asilos de ancianos y a las cárceles. Y se desaconseja que los niños visitaran en sus casas a los abuelos ancianos, para evitar infectarlos en caso de que fueran portadores sanos.

Se recomendaba a las personas de más de 70 años el que salieran de casa lo menos posible. Por ello, yo pasaba los días leyendo, escribiendo, escuchando música, etc., pero cada tarde daba un paseo con mi esposa.

Monsieur Macron informó también que la segunda vuelta de las elecciones municipales no tendrán lugar el domingo próximo, no dijo para qué fecha se harían, aunque se sabe que el primer ministro Édouard Philippe, había propuesto a los dirigentes de los distintos partidos políticos el 21 de junio. Hay que recordar que el partido gubernamental “La República en Marcha” sufrió una debacle en las elecciones del domingo pasado.

La medida más impresionante que anunció Monsieur Macron fue la de que a partir de las 12 del día de hoy 17 de marzo, toda la población debía mantenerse en sus hogares por lo menos durante quince días. De este confinamiento se podrá salir solamente para comprar alimentos, medicinas, ir al médico o ir a trabajar (para la minoría que sigue haciéndolo). Pero para ello hay que imprimir un formulario por medio del sitio web del Ministerio del Interior y llenarlo como declaración jurada, indicando a qué lugar uno se desplaza y por qué. Más de cien mil agentes del orden público se situarán a lo largo y ancho de la Nación y pedirán estos formularios a todo aquel que encuentren al exterior de sus hogares, pudiendo poner multas entre 38 y 135 euros en caso de dudas a la persona interpelada.

Los transportes públicos serán reducidos de 20% y se impedirá que se produzca un éxodo de las grandes ciudades hacia los pueblitos, para evitar la extensión posible del virus.

Trescientos mil millones de euros serán dedicados a paliar los efectos negativos a empresas o personas de la pandemia de Coronavirus.

Cada tarde el Ministro de Salud Pública Monsieur Olivier Véran se dirige al pueblo por la televisión sobre la situación de la pandemia, ayer informó que había 6663 infectados, más de 400 en estado grave y 148 fallecidos.

Pero como solo se hacen los análisis a los que tienen mucha tos, fiebre de +39° y dificultad para respirar (solo en ese caso se llama al 115 y la ambulancia le va a buscar), los especialistas estiman que la cantidad de infectados es muy superior a la declarada por las autoridades sanitarias.

La ex Ministra de Salud Pública Madame Agnès Buzyn, la cual tuvo que renunciar a su puesto para ser candidata del partido gubernamental a la alcaldía de París, declaró hoy que las medidas habían tenido que tomarse antes, que ella lo había dicho al Primer Ministro y al Presidente de la República desde que comenzó la epidemia en China. Pronosticó que habrá miles de muertes en Francia.

Desde hace varios días hay largas filas en los supermercados para almacenar alimentos en los hogares por temor al confinamiento -lo que se produjo hoy-. Ayer recorrí tres supermercados y no encontré: arroz, pasta italiana, papel sanitario, guantes desechables, etc.

Al exterior de las farmacias hay carteles que anuncian: “No tenemos guantes desechables, termómetros, mascarillas ni gel antibacterial para manos”. También se restringieron las ventas de paracetamol a solo una caja por persona.

Ayer la Unión Europea cerró sus fronteras exteriores a los 27 países que la forman. El gobierno declaró que todos los franceses residentes en otras Naciones si lo desean, serían repatriados. Mientras tanto debido a la caída del tráfico aéreo, se cerro el aeropuerto Orly 2 y la Compañía Air France anunció que cancelaba el 90% de sus vuelos.

El inmueble en el que vivo en estos momentos está rodeado de andamios a causa de reparaciones. Cuando miro por las ventanas hacia la avenida por donde no pasa ya nadie ni ningún coche, o cuando desde el balcón observo el parque vacío donde suelen jugar tantos niños, me da la impresión de que mi esposa y yo estamos dentro de una jaula.

La situación de confinamiento en la que estamos todos los habitantes de Francia me hace recordar tres películas que en su momento me impresionaron y que recomiendo:

El filme estadounidense de Ranald MacDougall “Mundo, carne y deseo” (1959), interpretado por Harry BelafonteInger Stevens y Mel Ferrer, en el que aparece un New York de calles desiertas donde toda la población ha desaparecido, salvo tres supervivientes

-El filme mexicano de Luis Buñuel «El ángel exterminador» (1962), interpretado por Silvia Pinal, en el cual los invitados a una cena en una bella mansión no logran salir por razones inexplicables y comienzan a aparecer según pasan los días los instintos más primitivos de los seres humanos.

El filme cubano de Tomás Gutiérrez Alea «Los sobrevivientes» (1979), interpretado por Enrique SantiestebanGermán PinelliReynaldo MiravallesVicente Revuelta y Carlos Ruiz de la Tejera. En él una familia adinerada cubana se encierra en su mansión con abundante comida, a la espera que el Régimen de los Castro caiga.

Pero sobre todo, me trae a la mente los desagradables recuerdos de los meses vividos confinado en mi hogar de la calle Soledad 507 en Centro Habana, en el ya lejano 1980, cuando después del mitin de repudio, debido a que mi suegro nos había mandado a buscar por el Puerto de Mariel y nos habían impedido partir hacia Tierras de Libertad. Los inquisidores rojos del C.D.R. (Comité de Defensa de la Revolución), nos tenían amenazados con “darnos una buena monda” si salíamos a la calle. Pero gracias a Dios pudimos escapar hacia Francia el 21 de mayo de 1981.

Confío en que Dios nos ayude a todos a pasar por esta difícil prueba que se está extendiendo por todo el Mundo.

Félix José Hernández.

Carta abierta sobre Notre Dame de París, a la distinguida Sra. Blanca Cortez

Opinión/ Carta abierta. Crónicas galas

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Foto:Notre Dame de París antes del incendio

París, 18 de abril de 2019.

Distinguida doña Blanca:

Ayer publiqué el siguiente anuncio en mi página de Facebook : “Llegan a mil millones de euros las donaciones para reconstruir Notre Dame.” Su reacción fue la de escribirme: “Mientras hay lugares en el mundo los niños se mueren de hambre y ancianos?”

Realmente la felicito por su sensibilidad con respecto al drama del hambre en el Mundo sobre todo entre los más vulnerables, que son los niños y los ancianos. Es algo muy digno de Vd. en esta época en que la aporofobia se extiende como pandemia especialmente entre los ignorantes y los despreciables coprófagos.

Mis amigos y conocidos saben bien que nací en cuna pobre campesina, en el pueblo cubano de Camajuaní, en el ya lejanísimo 1949. Como tuve la suerte de que mis padres me educaran con los valores cristianos y martianos, siempre estaré del lado de los pobres. Hago mías las palabras del hombre más grande nacido en nuestra Patria: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar…”José Martí.

Ahora bien, con respecto al drama del incendio de Notre Dame de París y la recogida de fondos para su reconstrucción, le puedo afirmar que Notre Dame es una catedral espléndida, declarada Patrimonio de la Humanidad, no solo por ser la catedral de La Ciudad Luz, sino por la gran cantidad de obras de artes que alberga: pinturas, esculturas; orfebrerías en bronce, plata, oro; preciosos relicarios como el Santa Genoveva – patrona de París – el Manto de San Luis y la Corona de Espinas de Cristo, etc. Estos últimos fueron salvados del incendio gracias al heroísmo de los bomberos, que salvaban El Tesoro de Notre Dame mientras el techo ardía.

Para los franceses Notre Dame, además de todo lo que le acabo de escribir, es parte de la Literatura y de la Historia de la Nación. En ella han tenido lugar numerosos actos que se encuentran en los libros de Historia como: La Coronación de Napoleón, La Misa para dar gracias a la Virgen el Día de la Liberación de París o los Funerales de Charles de Gaulle, por solo citar tres ejemplos.

Mientras Notre Dame ardía, en las calles de París se oraba y se cantaba a Dios y a la Virgen.

Notre Dame, pertenece al Estado, por tal motivo su restauración la pagaremos todos con nuestros impuestos. Si un grupo de familias ricas y empresas ya han donado mil millones de euros, pues me alegro mucho.

He recorrido 76 países y le puedo asegurar que en todos he visto pobreza, incluso en los más ricos de Europa y América del Norte existe el llamado “Cuarto Mundo”. La pobreza más grande la he visto en: La India, Sudán, Madagascar y Laos. Sobre todo lo que más me ha indignado es que en La India, debido al sistema de castas – aunque haya sido abolido por la ley – los que nacen pobres lo serán de por vida, ellos y sus descendientes están condenados a serlo.

El pueblo francés tiene como lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y la Fraternidad se manifiesta cada año con la Solidaridad. Sumas colosales de euros son donadas por los franceses ante los dramas que ocurren en el Mundo como: terremotos, maremotos, ciclones, epidemias, hambrunas, etc. Las ONG reciben cuantiosas donaciones como: Caritas (católica), Cimade (protestante), Los Restaurantes del Corazón (laica), La Cruz Roja, La Liga contra el Cáncer y la de ayuda a enfermos del SIDA, el Instituto Pasteur y una lista muy larga de instituciones que se ocupan de los ancianos, orfanatos, minusválidos, etc.

Por lo tanto, distinguida Sra. Blanca Cortez, la felicito por su preocupación, pero le puedo asegurar que los franceses no solo se limitan a donar para reconstruir esa joya universal que es Notre Dame de París.

Ayer a las 6 y 50 p.m., hora en que comenzó el incendio, todas las catedrales de Francia tocaron sus campanas para rendir homenaje a Notre Dame de París.

Saludos cordiales desde La Ciudad Luz, hogaño de duelo a causa del drama de Notre Dame,

Félix José Hernández.

Carta abierta al distinguido Sr. Miranda a propósito de los chalecos amarillos

Opinión / Carta abierta

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París, manifestación de chalecos amarillos en Les Champs Élysées

 

París, 19 de marzo de 2019.

Distinguido Sr. Miranda :

No oso reproducir aquí su carta, pues es el resultado de la desinformación de la cual Vd. es víctima o de su mala fe.

Le puedo asegurar que el movimiento de los “chalecos amarillos” es pacífico y que su objetivo es protestar contra la política que lleva a cabo el actual Sr. Presidente de la República Francesa y sus seguidores.

En las calles no están los ricos, los que han sido muy beneficiados con la eliminación de los impuestos sobre las grandes fortunas. Es la clase media, son los jubilados los que llevan 18 sábados consecutivos manifestando, ya que son los más afectados por las medidas del Macronismo.

Las violencias, saqueos de tiendas, quemas de bancos y coches, etc., no tienen nada que ver con ninguna religión. ¡Por favor…! ¿Cómo Vd. es capaz de exclamar que los creyentes de la religión (…) y los inmigrantes “están destruyendo a Francia”? ¡Qué disparates!

Son los extremistas de derechas e izquierdas y los anarquistas, los que se infiltran en las manifestaciones disfrazados con chalecos amarillos. Posteriormente los esconden, se ponen ropas negras y se cubren los rostros. A partir de ese momento se dedican a utilizar prácticas de guerrillas urbanas, quemar, destruir y combatir a las fuerzas del orden.

Los daños materiales ya suman decenas de millones de euros; los heridos se cuentan por centenares y también entre las fuerzas del orden hay numerosos.

Las autoridades han convocado a asambleas para que cada francés pueda dar su opinión. En las alcaldías se pueden llenar formularios con quejas para ser enviadas al gobierno. Yo le escribí una carta al Sr. Macron y ayer precisamente recibí de su parte la respuesta, enviada por un ministro.

Espero que la paz vuelva a reinar en las calles de La Ciudad Luz y que el gobierno logre comprender al fin los problemas de la gran clase media francesa y de los jubilados.

Reciba mis cordiales saludos desde esta tierra de Libertad, Igualdad y Fraternidad,

Félix José Hernández.

 

Señales desde Francia

 

Internacionales / La Gauche Caviar y su apoyo a los falsarios; ¡De vergüenza!

 

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Fiesta organizada en el  2016 en París  por las organizaciones de izquierdas (PCF) en apoyo a la dictadura cubana. En 2015 André Chassaigne visitó Cuba al frente de un Comité de Solidaridad con Cuba; es decir con el gobierno totalitario.

 

Cubamatinal/ El semanario comunista francés “L’Humanité Dimanche”, publica en su número del 21 del presente mes, una entrevista ofrecida por el diputado comunista André Chassaigne en la que este señor asume todo lo que la constitución liberticida del régimen cubano adopta incluyendo la gracia de que el Partido Comunista Cubano es el que manda en la isla. Sin ningún empacho el diputado francés traga y asume.

Por Luis Tornés Aguililla

Bordeaux. 22 de febrero de 2019/ CM/ Cabe decir aquí que, como los otros medios galos, “L’Humanité Dimanche” recibe subvenciones vitales del Estado francés, es decir, dinero del pueblo francés, por tal de asegurar la diversidad de opiniones en Francia, lo cual está escrito irrevocablemente en la carta magna vigente de la Vta República Francesa desde 1958.

Pues entre las cosas que el diputado de marras dice sobre la ya inminente farsa del 24 de febrero en Cuba es que “Cuba es una bella lección de democracia activa” pero dejémoslo ahí porque lo importante no es lo que dice el señor diputado sino la señal que dicha entrevista envía a los que en Europa y en particular en Francia lean en el subvencionado semanario.

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André Chassaigne, viejo defensor de la dictadura cubana. Lea su articulo de 2015: Cuba ¿Una Dictadura?

Esta entrevista en Francia y la actividad de los castristas, por ejemplo en Berlín, son señales claras de que la opinión pública cubana está cambiando, lo cual necesita apoyo y oxígeno para el régimen de La Habana de parte de sus cómplices europeos como si los liberticidas en Cuba temieran que  la gente pudiese mutar de “enardecida y viril masa revolucionaria ” a  apártate de mi camino.  Hay alarma en el Capitolio que, como todos sabemos, está cerca de la Roca Tarpeya.

Por la misma razón que tumbamos el Muro de Berlín, el régimen imperante en Cuba caerá porque lo natural en las gentes es vivir libres.

Lea: ¡No, no y nooo!

Autor:
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Luis Tornés Aguililla

Exiliado cubano, pequeño agricultor, reside en Francia.

 

 

© Luis Tornés Aguililla

© Cubamatinal 2019


Cubamatinal. Información relacionada: Videos y entrevistas radiales (Idioma francés)

 

Relaciones Cuba / USA según André Chassaigne

 

La Cuba de Fidel Castro según André Chassaigne

 

Nota de Redacción:

Sería bueno que este señor residiera unos años en Cuba, ¡sin euros ni los beneficios del pasaporte francés!, con toda seguridad se haría soplón de la policía política y como decía el popular personaje del programa Alegrías de Sobremesa de la radio cubana: ¡ Le zumba la berenjena!

 

En el Costa Favolosa desde Marsella hasta Río de Janeiro

Cartas a Ofelia / Crónicas de cruceros

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Cartas a Ofelia / París, 18 de diciembre de 2018.

Querida Ofelia,

Acabamos de llegar de Sao Paolo, después de pasar 22 días de vacaciones en el muy bien llamado Costa Favolosa, el cual nos llevó desde Marsella a: Málaga, Casablanca (Marruecos), Sta. Cruz de Tenerife (Islas Canarias), Funchal (Madeira), cruzamos el Atlántico y… ¡Brasil! (Recife, Maceió, Salvador de Bahía, Ilhèus, Río de Janeiro y Santos).

Nos enriquecemos mucho culturalmente. En cuanto pueda comenzaré a editar las fotos y a escribir otras crónicas. Esta es la primera.

Deseo comenzar por darle las gracias a la Srta. Clédia Amelin de Costa France, la cual me organizó este excelente crucero. En el Costa Favolosa hay dos personas que son verdaderos Embajadores Costa por su profesionalismo, disponibilidad, cortesía y eficiencia, ellos son: Salvatore Gallea (maître del Ristorante  Duca d’Orléans) y el cultísimo Simone Vani (del Tour Office).

Debo destacar la calidad del servicio, la disponibilidad y la cortesía de : Patricia Almeida, Sonia Montermini y Rhady Burdelak, los tres de Tour Office. También Bárbara Nieviadonski del Hospitaly  Service Desk, la cual fue muy amable y profesional. Se destacó por su atención y simpatía la camarera del Bar del Atrium Joanna Rose Ramos.  Francine, la discreta camarera de nuestro camarote, nos ofreció un servicio de gran calidad.

Sin embargo, el nuevo « Diario di Bordo » es lamentable, por calificarlo de alguna forma. Las letras son muy pequeñas, es difícil encontrar la información. Además en el anterior aparecían datos que hacían agradables el viaje, como : temperaturas de la mañana y la tarde, horas del alba y el crepúsculo, información del Capitán sobre el recorrido que haría el barco por la noche, datos históricos y geográficos sobre el puerto en que desembarcaríamos al día siguiente. Ojalá vuelvan al estilo anterior. El que toda la información (incompleta)  se obtenga por la pantalla de la televisión del camarote o gracias a los teléfonos celulares, resulta muy impersonal.

En las excursiones  tuvimos muy buenos guías: Cleide en Ilhèus, la hermosa y brillante Inés Previtera en Río de Janeiro, Olinda en Recife, Tania y Edilson en Maceió, el excelente Joao Carlos Guimares en Salvador de Bahía.

La amabilidad del joven Otavio Filipe Batista, camarero en Salvador de Bahía del restaurante escuela SENAC, fue extraordinaria.

Partimos de casa el 22 de noviembre en un taxi a las 5 a.m., pues temíamos ser bloqueados por los “chalecos amarillos”. Sin embargo no hubo ningún contratiempo, en solo veinte minutos llegamos al aeropuerto de Orly. Tomamos el vuelo Air France que despegó a las 8 y 30 a.m. y a las 9 y 50 a.m. aterrizamos en Marsella. Tuvimos que esperar tres horas a que varios aviones procedentes de París llegasen, pues faltaba una señora. Un cómodo ómnibus nos condujo al puerto en donde embarcamos en el Costa Favolosa. Almorzamos en Il Ristorante Bufé Cà d’Oro del puente nueve. Nos dieron un camarote amplio y cómodo y nos asignaron mesa para la pensión completa en el  elegante Ristorante Duca d’Orléans del puente cuatro, donde nos atendió impecablemente, como te escribí anteriormente el maître siciliano Salvatore Gallea.

Participamos en el ejercicio obligatorio de evacuación del barco.

A las 5 y 30 p.m. el Costa Favolosa partió rumbo a Málaga, bajo un sol radiante mediterráneo.

Esa primera noche tuvimos el placer de asistir al recital de canciones de la sudafricana Talia Alexis en Il Teatro Hortensia y posteriormente a la fiesta “Party con noi” en el Atrio dei Diamanti del puente tres.

Entre los 3800 turistas había numerosos brasileros, los cuales habían volado hasta Italia y ahora regresaban a su bello país en este barco. Tuvimos la oportunidad de conversar con varios de ellos, personas agradables, cultas y educadas. Entre ellos se destacó por su alegría de vivir, sentido del humor  y simpatía, la señora Marisa Biasia Caramielo (de Sao Paolo)… ¡La Reina del Mar!

Tuvimos la oportunidad de conocer y conversar con franceses muy simpáticos, persona agradables y educadas:  Jack y Danielle ; los marselleses Katia y Daniel (lo llamábamos el Kaporal debido a que gastaba camisetas de esa marca); Marie Noëlle y Pascal (de Orléans) los que viajaban con  Paule y Jean Pierre ( de Mónaco) , suelen hacerlo juntos  desde que se conocieron en un crucero; Eric y Patricia, simpáticos y cultos jóvenes que ocuparon siempre la mesa de al lado a la nuestra; la inolvidable y simpatiquísima Nicole (de Perpiñán), etc.

Debo destacar la profesionalidad y amabilidad de Mauricio, del servicio de asistencia del aeropuerto de Sao Paolo.

Esa noche la cena fue dedicada a la cocina de Campania.

Escuché el sonido de las panderetas y vi gente bailando en círculos, escuché ruido y risas y vi hablar y gesticular como en una música de expresiones y un baile de manos.

Si se piensa en Campania, una tierra llena de contradicciones, viene en mente la felicidad, el movimiento y el color.

La característica principal de los habitantes de Campania es que te hacen sentir como en casa, dándote la bienvenida con la sencillez del calor humano.

Los platos, transmiten la misma alegría desbordante de vivir en la unión de los distintos ingredientes tradicionales: desde mejillones a mozzarella degustada en su verdadera esencia o fundida al horno junto a las berenjenas en estilo parmigiana. Una delicia inolvidable para su paladar.

Pero es sólo al probar los espaguetis all’amalfitana que se puede decir que se conoce el alma de la cocina de Campania, ya que este plato se inspira en los mariscos.

El menú estuvo a cargo del Chef Ejecutivo Gennaro Balzano. Nosotros cenamos:

-Mozzarella de Búfala con tomates cherry y aceite de oliva extra virgen.

-Espaguetis a la Amalfitana con gambas al limón.

Nos dejamos  envolver por el sabor sureño de este plato, nacido de la unión armoniosa de los espaguetis y el intenso sabor de los mariscos. Sabores simples y genuinos a los que no pudimos renunciar.

-Babà : dulce al ron con salsa de sabayón y fruta fresca.

-Vino Taurasi Feudi di San Gregorio

Así comenzó nuestro gran viaje hacia el Nuevo Mundo, hacia Nuestra América, como tan bien la llamó el gran José Martí,

Un gran abrazo desde estas lejanas tierras allende los mares,

Félix José Hernández.

 

París pese a todo. Artistas extranjeros 1944-1968 en el Museo Reina Sofía

Cartas a Ofelia / Crónicas franco-españolas 

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Cubamatinal/ Madrid 16 de diciembre de 2018.

Querida Ofelia,

París pese a todo. Artistas extranjeros 1944-1968es una exposición organizada por el Museo Reina Sofía con la colaboración de la Comunidad de Madrid que acerca al público a la compleja escena artística desarrollada en la capital francesa tras la II Guerra Mundial y que recupera una destacada producción cultural a menudo olvidada por gran parte de la historiografía del arte.

Gracias a un representativo conjunto de más de cien artistas de diversas nacionalidades que abarcaron numerosos estilos y formatos (desde la pintura y la escultura al cine, la música o la fotografía) y más de 200 obras–muchas de ellas nunca vistas-, esta muestra arroja luz sobre la riqueza de esta etapa, sin duda crucial en el siglo XX.

A lo largo de los más de veinte años que componen la cronología abordada, París, ciudad que trataba de restablecer tras la devastación de la guerra la reputación que gozaba antaño como capital cultural del mundo, acogió en sucesivas oleadas a un amplísimo número de artistas de América, Europa, África y Asia. En 1965, por ejemplo, llegó a haber unos 4.500. Algunos ya estaban presentes mucho tiempo atrás, como Kandinsky o Picasso, pero otros muchos fueron llegando progresivamente huidos de sus países por motivos de discriminación racial, homófoba o de índole política o porque aspiraban a llegar a ser voces artísticas importantes gracias a los filtros críticos parisinos.

La amalgama de procedencias se refleja en la exposición, donde se pueden contemplar trabajos de hombres y mujeres de, por ejemplo, Argentina, Canadá, Chile, Cuba, EE.UU, Haití, México, Venezuela, Alemania, España, Italia, Finlandia, Hungría, Portugal, Rumanía, Rusia, Suiza, Argel, Sudáfrica y Japón, por citar algunos. Entre sus nombres figuran, entre otros muchos, los de Eduardo Arroyo, Jean-Michel Atlan, Anna Eve Bergman, Minna Citron, Ed Clark, Beaufor Delaney, Erró, Claire Falkenstein, Sam Francis, Herbert Gentry, Carmen Herrera,Vassily Kandinsky, Ida Karskaya, Ellsworth Kelly, Mohammed Khadda, John-Franklin Koenig, Roberto Matta, Pablo Palazuelo, Pablo Picasso, Jean-Paul Riopelle, Loló Soldevilla, Nancy Spero, Shinkichi Tajiri, RufinoTamayo, Chu Teh-Chun, Jean Tinguely, Maria Helena Vieira da Silva, Wols o Zao Wou-Ki.

Reconstrucción cultural de la “Ciudad de la luz”

 Atraídos por su legendaria historia bohemia, los recién llegados encontraron en los bares, clubes de jazz y estudios de París un aparente ambiente libre de prejuicios y de comportamientos académicos tradicionales. A cambio, estos creadores ofrecieron su participación y colaboración en la reconstrucción cultural de la ciudad, que seguía luchando por ser la abanderada del arte occidental.

Al mismo tiempo, la urbe fue espacio de intensos debates dentro de un contexto de profundas transformaciones, tanto a nivel local como internacional, con un nuevo orden geopolítico global que inaugura la Guerra Fría, la consolidación de la sociedad de consumo, los movimientos antimperialistas y anticolonialistas así como el fin de los grandes relatos de la modernidad.

Así, la ciudad recuperó en cierto sentido su condición de punto de encuentro privilegiado para la comunidad artística. Sin embargo, ya no tenía la centralidad mundial previa a la guerra. Su producción cultural distaba en gran medida de la imagen de unidad que se consolidaba al otro lado del Atlántico, en Nueva York, en torno al expresionismo abstracto, y que contaba con el beneplácito de amplios sectores de la crítica, el mercado y las instituciones que se hacían eco entonces de la rígida dialéctica de bloques antagonistas impuesta por la Guerra Fría.

En contraposición, los artistas en París rehuyeron de ese discurso unitario, evidenciando con su pluralidad de enfoques las tensiones, los conflictos y las disparidades de la época. De este modo, la defensa del realismo socialista convivió en los primeros años de posguerra con los debates entre abstracción y figuración -o entre distintos tipos de abstracción-, toda vez que el surrealismo adquirió una renovada relevancia con experimentos cercanos al automatismo.

A medida que avanzaba la década de los cincuenta, la guerra de Argelia (1954-1962) despertó la solidaridad de numerosos artistas que, unidos en la denuncia de la insostenible política colonial francesa, se enfrentaron a la censura y las sanciones con obras comprometidas y críticas. Sobresalieron también en esta época las propuestas de op art y cinetismo.

 Pero el mito de la Ciudad de la Luz quedó destruido en 1964 cuando el estadounidense Rauschenberg ganó el León de Oro en la Bienal de Venecia. Fue el final de una época, el final de la supremacía cultural parisina en el mundo. El ambiente artístico se politizó aún más y se volvió aún más crítico con la consumista y conservadora nueva sociedad francesa gaullista.

Por aquel entonces ya trabajaban en París una serie de autores singularmente críticos con los excesos del capitalismo y la nueva sociedad de consumo, y desilusionados por la falta de respuesta de las corrientes en boga: el expresionismo abstracto y el pop art. Su apuesta por una nueva figuración irónica y contestataria preparó el camino para el ilusionante clima de Mayo del 68, con el que se pone fin a esta muestra.

Todos estos fueron los escenarios en los que aterrizaron progresivamente, en sucesivas diásporas, los artistas foráneos llegados a la capital francesa y París pese a todo. Artistas extranjeros 1944-1968 no sólo revela la vitalidad del mundo artístico de todo el periodo analizado, sino que destaca la relevante contribución y protagonismo de aquellos “inmigrantes”. No en vano, en el catálogo que acompaña la exposición, el comisario de la muestra, el canadiense Serge Guilbaut, hace especial énfasis en la siguiente cita pronunciada en 1945 por el crítico Michel Florisoone, “el genio francés necesita a los extranjeros para funcionar”.

El resurgir del arte tras la guerra

La muestra, que presenta en doce espacios y de manera cronológica la interesante mezcla de nacionalidades que realizaban prácticas artísticas similares, comienza con Kandinsky, que había fallecido en noviembre de 1944 tan solo dos días antes de la clausura, en la galería parisina L’Esquisee, de su última exposición individual.

Mientras, el Salón de Otoño de ese mismo año, conocido como el de la Liberación, homenajea a Picasso, que acababa de declararse comunista y a quien los nazis consideraron uno de los maestros del arte degenerado. Era un signo del retorno a la libertad que albergaba el anhelo por el renacimiento de las artes. Las obras mostradas por el malagueño, realizadas durante el conflicto, reflejaban en cierta manera el letargo en el que el artista, y también los franceses, habían esperado el final de la guerra. En El niño de las Palomas, de 1943, se percibe, por ejemplo, cierto escapismo del autor a la hora de retratar la despreocupación de sus propios hijos.

Ambos hechos, la desaparición de unos de los pilares del arte moderno y la coronación de un artista resucitado de entre las atrocidades de la guerra, inauguraron una etapa de optimismo con dos extranjeros que definieron simbólicamente el nuevo París.

Sin embargo, y aunque la reconstrucción estaba en marcha y la ciudad seguía manteniendo su reputación como capital internacional de la cultura, la siguiente sala da cuenta de cómo la situación no era ni sencilla ni homogénea.

Para preservar esa imagen de centro de referencia artístico, el establishment museístico y crítico apostó por un estilo ya en vigor durante la ocupación nazi, que consistía en combinar la esencia de artistas famosos del pasado como Alfred Mannesier, Roger Bissière o Jean Bazaine. Con esta tendencia convivían el realismo existencialista mostrado por Bernard Buffet en Tres desnudos (1949) o la realidad abstracta propuesta por Picasso en obras como La cocina (1948). Aunque era un contexto apasionante para la creación, el debate crítico, la división y el enfrentamiento estaban presentes y se repetirían desde otras posiciones en las siguientes décadas también.

Disensión y propuestas alternativas

En este clima de enfrentamiento y según sus tendencias políticas, los artistas franceses pugnaban entre sí a fin de establecer un ambiente artístico sólido basándose en diversos tipos de realismo o en las orientaciones de la Escuela de Paris, surgida en 1925 como respuesta al academicismo y en defensa de la idiosincrasia urbana.

Pero indiferentes ante esta disputa, algunos artistas extranjeros, como se muestra en la siguiente zona de la exposición, adoptaron fórmulas alternativas como el Art Brut de Jan Krizek o como la abstracción geométrica que experimentaron Carmen Herrera o Wifredo Arcay. El argelino Jean-Michel Atlan también era otro autor ajeno a la tradición, cuyo tipo de arte anunciaba una forma moderna de ver y sentir, con cierta influencia del surrealismo.

Y mientras que las instituciones mimaban a los artistas considerados grandes iconos nacionales de la reconstrucción, cualquier otra forma experimental se consideraba débil o peligrosa. Era el caso del holandés Bram van Velde o del alemán Wols, a los que las altas esferas no hacían el mínimo caso y quienes reflejaban en su pintura lo absurdo y la violencia imperante en el mundo. En contraste, otros autores más jóvenes, como el canadiense Jean Paul Riopelle, alrededor del cual se organizaba el grupo de escritura automática surrealista Automatista, se alejaban de la abstracción académica y del pesimismo de la posguerra.

 Más adelante, el visitante puede contemplar la creatividad de los trabajos realizados desde perspectivas plásticas bien distintas por los artistas ligados a la Galería Huit, un espacio creado en 1950 por un grupo de amigos de carácter multirracial como Al Held, Raymond Handler, Haywood Bill Riverso, entre otros, el originalísimo escultor japonés Shinkichi Tajiri, que participa en la exposición con la obra Lamento por Lady (para Billie Holliday), realizada en 1953 a partir de una trompeta de jazz. Algunos de sus trabajos en la ribera del Sena fueron captados por la fotógrafa suiza Sabine Weiss.

Con el fin de presentar el contexto y las posturas adoptadas por los artistas frente a la historia, la exposición incluye películas, periódicos, archivos y programas de radio y en un monitor de esta zona puede verse el film Las víboras (1955) del propio Tajiri, que documenta el ambiente artístico de la ciudad y su atmosfera bohemia.

¿De nuevo la ciudad del arte?

Otra película, Un americano en París (1951), de Vincente Minelli, da paso a un espacio donde encontramos a artistas como el español José García Tella, que estaba desencantado con el devenir social y político de la ciudad, a la que estaban llegando en la década de los años 50 multitud de turistas norteamericanos atraídos por las producciones de Hollywood que retrataban París como una metrópoli artísticamente abierta. En contraste, Tella describía en un estilo art brut la dura realidad de la vida cotidiana con imágenes sofocantes del Metro de París abarrotado de gente como aparece en La boca del metro, de 1953.

También pueden verse aquí obras coetáneas del estadounidense Sam Francis(Composición, 1950), de Eduardo Chillida (El espíritu de los pájaros I, de 1952) o de Claire Falkenstein (Sol # 4, de 1954), quien alcanzó gran éxito y fue descrita como la Jackson Pollock de la escultura. Otro español más, Pablo Palazuelo, aparece en esta sección con la obra Alborada, de 1952, en la que se observa el desarrollo de la tradición de la abstracción geométrica hacia espacios utópicos con construcciones más claras y equilibradas.

A continuación, la exposición se detiene en CoBrA (Copenhague, Bruselas, Ámsterdam), un grupo internacional creado en 1948 por artistas como Asger Jorno Karel Appelque predicaba la libertad mediante el deseo, la experimentación y la creación, todas las cosas que la crítica parisina tradicional ya no comprendía.

Su arte integraba la expresividad infantil y las formas primitivas para redescubrir la autenticidad con imágenes aterradoras a menudo cargadas de humor. El movimiento encontró cierto apoyo crítico en París al ser entendido como un proyecto esencial para conectar con la base alienada y controlada de la sociedad capitalista y para luchar contra la sociedad de consumo.

En plena reorganización del mundo del arte, la temática de la alienación fue abordada también por otros autores como el rumano Jean Isidore Isou que, con su deconstrucción del cine narrativo tradicional, se sumaba a la denuncia que muchos artistas extranjeros realizaban sobre la organización de la vida cotidiana por parte del poder en un París al que llegaban mieles de turistas para ver la belleza de la ciudad.

Nuevos planteamientos

En 1951 cerró la galería Huit, tomando el relevo la Galería Arnaud, un espacio que generó gran actividad y que llegó a ser un centro de debate internacional. John Koenig, promotor del proyecto junto a Jean Robert Arnaud, mostró allí sus obras y collages junto con pinturas de Ellsworth Kelly, Jeanne Copel, Luis Feitoo Ida Karskaya, que incorporaba objetos encontrados en sus trabajos. El objetivo era exponer obras de artistas abstractos de todo el mundo sin miedo a las voces tradicionales de París.

En funcionamiento hasta 1962, la galería y su revista Cimaise, sirvieron para alentar el análisis del arte abstracto, enfrentando diversos estilos y abriendo el camino a nuevas propuestas experimentales como las de Ralph Coburn.

Otra galería, la de Denise René, organizó en 1955 la exposición de abstracción geométrica Le mouvement, que abrió una nueva forma de concebir el papel del arte. En ella participaron reconocidos artistas como Marcel Duchamp y Alexander Calder, pero también otros jóvenes valores como Jean Tinguely o Víctor Vasarely, todos ellos interesados en el arte cinético y el op art.

En esos momentos, lo que se conocía como abstracción lírica o arte informal, un arte violentamente expresionista y considerado caótico por muchos, se había tornado hegemónico. Sin embargo, no se había logrado un estilo que representara el París de la modernidad.

 En ese ambiente trabajaban refinados artistas abstractos como Nicolas de Staël o Ed Clark. Y aunque puede que el mito se estuviera evaporando, la ciudad seguía atrayendo a nuevos artistas. Zao Wou Ki o Chun The-Chun introdujeron fascinantes grafías chinas en el nuevo planteamiento internacional toda vez que el público se mostraba entusiasmado con los típicos azulejos portugueses de Vieira da Silva, la monumentalidad de Anna-Eva Bergman, las formas del japonés Kumi Sugaio las obras abstractas, tensas y resplandecientes de Beauford Delaney.

Descolonización, fin del mito y optimismo

A medida que avanza la década de los cincuenta, las movilizaciones en favor de la independencia de los protectorados y colonias bajo dominio francés sacuden con fuerza a la comunidad creativa, implicando especialmente a los artistas de estos territorios como el argelino Mohammed Khadda.

La Guerra de Argelia (1954-1962) despierta la solidaridad de otros muchos autores que, unidos en la denuncia de la insostenible política colonial francesa, enfrentan la censura y las sanciones con obras comprometidas y críticas. Es el caso de la estadounidense Gloria de Herrera, el chileno Matta (Roberto Matta) con su desgarradora denuncia en lenguaje surrealista de la violencia estatal en La cuestión (1958) o los autores del mural colectivo que quedó oculto durante 23 años Gran cuadro antifascista colectivo (1960): los italianos Enrico Baj, Roberto Crippa, Gianni Dova y Antonio Recalcati, el francés Jean-Jacques Lebel y el islandés Erró(Guðmundur Guðmundsson).

La bohemia revivió también en París en esas fechas y artistas y escritores beatniks se congregaron allí para explorar nuevos caminos en el terreno de la autoexpresión. En ese mismo periodo, mientras surgía el Nouveau réalisme a partir de la emergente cultura consumista, algunos artistas como Nancy Spero producían una variante del realismo crítico en oposición al demasiado exitoso e individualista expresionismo abstracto y atacaban la reaccionaria cultura estadounidense desde un espacio de libertad donde podían ser críticos.

Ya en los años sesenta, en un contexto de intenso auge económico, acuden a París una serie de autores, como el argentino Antonio Berni (1963), de quien se puede ver su obra Juanito va a la ciudad, el estadounidense Larry Rivers (Dinero francés II, 1962) o españoles como Eduardo Arroyo con sus Los cuatro dictadores (1963), singularmente críticos con los excesos del capitalismo y, en concreto, con la nueva sociedad de consumo, manipuladora en su tendencia de espectacularizar la vida cotidiana.

Su crítica de la sociedad de consumo contemporánea era lo que diferenciaba el arte parisino del pop art estadounidense. Aunque a mediados de los 60 se criticaba a París por mostrar ya claros síntomas de haber dejado de ser el centro del arte moderno, la obra crítica producida por una nueva y amplia generación de artistas nacidos en el extranjero devolvía un optimismo que sería importante para la explosión crítica que avecinaba la revolución de 1968.

Con motivo de la exposición, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha editado un catálogo con un extenso artículo del comisario de la exposición, Serge Guilbaut, así como ensayos de Amanda Herold-Marme, Tom McDonough, Maureen Murphy, Isabel Plante y Kaira M. Cabañas. Además de reproducciones de las obras expuestas en la muestra, también incluye textos históricos de Charles Estienne, James Baldwin, Georges Boudaille, Michel Ragon, Michel Tapié, Julien Alvard, Herta Wescher, Alain Jouffroy, Pierre Restany, Gérald Gassiot-Talabot y Oliver W. Harrington.

Del 20 de noviembre de 2018 al 22 de abril de 2019. Museo Reina Sofía, Edificio Sabatini 1ª planta. Madrid. Comisariado : Serge Guilbaut. Coordinación: Soledad Liaño y Belén Díaz de Rábago.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta Madrid,

Félix José Hernández.

 

Hoy 21 de mayo de 2018, cumplo 37 años de Libertad

Cartas a Ofelia / Crónicas de Libertad

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La Habana, 17 de mayo de 1981. Mi hijo Giancarlo de 5 años, cuatro días antes de irse de Cuba.

Cubamatinal / París, 21 de mayo de 2018.

Querida Ofelia:

Ayer se cumplieron 116 años de la proclamación de La República de Cuba. Para algunos era mediatizada, para otros corrompida, para otros muchos paradisíaca, pero con todos sus defectos se puede afirmar que todo no era tan negro como dicen algunos ni tampoco tan puro como cuentan otros. Winston Churchill dijo que la democracia burguesa tenía muchos defectos, pero que no se había inventado nada mejor, y yo comparto plenamente su opinión.

A veces parece que fue ayer cuando tomamos aquel avión de Iberia en San Cristóbal de La Habana rumbo a la capital de nuestra Madre Patria. Fue el 21 de mayo de 1981, hace hoy exactamente 37 años.

Recuerdo que dejé en casa a Mario, el primo médico de mi esposa (en aquel momento en vías de apestarse gracias a sus vínculos familiares con sus padres y hermanos “escorias” que estaban ya a salvo) y a Lolita, mi amiga y colega de la E.S.B. Mártires de Humboldt 7.

Ellos se quedaron con mi madre mientras que mi padre iba a la piquera del Hospital de Emergencias –más conocido como el Matadero Municipal–, para buscar un taxi que nos llevara al aeropuerto de Boyeros.

La casa estaba cerrada y no se le abría a nadie salvo que diera los tres toques, como en las películas.

Llegó el taxi, salimos corriendo para que no nos viera alguien, sobre todo el compañero Arranz, que nos vigilaba desde la acera de enfrente, detrás de la reja de su cuarto, el que estaba en línea recta con la sala de mi casa. O por si acaso, el compañero comandante Miguel Down o su querida hermana Fina, los que nos vigilaban desde la “torre de control” que era su ventana del segundo piso del inmueble frente a mi casa. El peor de todos, el que nos había prometido un buen mitin de repudio y una buena monda para que nos acordáramos por siempre de la intransigencia revolucionaria de los «heroicos compañeros» del Comité de Defensa de la Revolución Leopoldito Martínez, era el compañero Ramón Vázquez. Gracias a Dios logramos escaparnos aquel día sin repudio ni monda.

Al aeropuerto nos acompañaron Magdalena mi cuñada, que ya era considerada «escoria» y mi padre. Esta huida nos impidió despedirnos como se debe de amigos y familiares, a los que visitamos como si no fuera la cosa, en la semana precedente al gran vuelo. Incluso recuerdo que mi tío Renato llegó por casualidad a casa y tocó cuando ya estábamos a punto de irnos, mi padre que venía en el taxi se agachó y le dijo al taxista que continuara y le diera la vuelta a la manzana. Después nos esperó en la esquina de Zanja y Soledad hasta que Renato pasó por al lado de él y como mi padre se había agachado en su interior no lo vio. Todo esto para que nadie se enterara de que nos íbamos ese día.

Incluso la noche anterior habíamos ido a visitar a Celita y a Juan que ya eran también “escorias” y a los padrinos de mi hijo, Cuca y Ñico, “escorias” también. Hoy 37 años después me doy cuenta de que mi casa era una casa rodeada de “escorias” por todas partes.

Todos lograron conquistar la Libertad y viven en tierras de Libertad, salvo Lolita, que es la única que no ha logrado salir de Cuba. Todas esas «escorias» se convirtieron en mariposas de la Comunidad Cubana en el extranjero o mejor dicho: Cubanos de Ultramar, como los calificara en una entrevista para el periódico español El País, el compañero caído en desgracia, Robaina.

Aquellas seis horas que tuve que pasar en la aduana fueron interminables, mi hijo de 5 años tenía sed y cuando le pedí un vaso de agua a una compañera camarera me respondió : «pa’utede lo gusano no hay na». Lo llevé al lavabo del servicio y allí le di agua en mi mano. En aquel momento juré que siempre tomaría agua de botella y así lo he hecho, llevo todos estos años tomando Evian y Perrier. En cierto momento vi de lejos al compañero Del Busto, la eminencia gris de aquella época de Cubatur y me fui a esconder al servicio hasta que como un cuarto de hora después mi esposa me tocó la puerta para decirme que ya había salido de la aduana.

Cuando le hago estos cuentos a mis amigos franceses me dicen que yo estaba en una etapa paranoica y, es que ellos no saben lo que es vivir allá, en una isla llena de compañeros o de supuestos compañeros por todas partes. Yo les cuento como el compañero responsable de vigilancia, Ramón Vázquez, micrófono en mano exhortaba a las masas del heroico C.D.R. para que no saludaran a las “escorias” de la cuadra.

Como la escuela en la que yo trabajaba estaba a seis manzanas de mi hogar, los adolescentes de mi barrio, muchos habían sido alumnos míos y ahora no debían saludarme. La hija de la infinitamente revolucionaria, la compañera Fina Down, la de la infinita lengua, me viraba la cara cuando me veía.

Otro personaje era Evelio, vivía al lado de mi casa, pasaba mirándose la punta de los pies por tal de no mirar hacia la sala por la reja siempre abierta (como había sido hasta la víspera su costumbre), para conversar un poco con mi madre. Ella que siempre estaba allí sentada haciendo flores de papel, puso una cortina de apenas unos centímetros de ancho para que el pobre Evelio pudiera pasar con la cabeza alta.

Otro vecino a cuyo teléfono me llamaban mis amigos, el señor Lombardo, repentinamente cambió el número, para que yo no entrara más a su casa y de esa manera, él y su familia no correrían el riesgo de contaminarse. Pero no todos cedieron ante las presiones o el miedo, continuaron dirigiéndome la palabra y viniendo a mi casa gentes nobles como la inolvidable Mita y su esposo el Dr. Moreno; Esther Vergara, cuyo sentido del humor siempre fue extraordinario. A cada vez que nos veía con una carpeta debajo del brazo, haciendo las innumerables gestiones para obtener el permiso de salida durante aquellos inolvidables 11 meses, nos decía: “cualquier día me levanto y me dicen que ustedes se fueron”. Y así fue.

Otro personaje alto en color fue Cuca, la que tenía el valor de criticar al Coma-Andante en Jefe y a su régimen a voz en cuello en la puerta de su edificio Las Dos Niñas, ¿Por qué se llamaría así? Ella siguió hablándonos como su hermana Regina y la madre de ambas Nieves, ésta última me ofreció su teléfono y pude seguir comunicado con el mundo para recibir llamadas. Pero para hacer mis gestiones con: España, Venezuela, Francia, Italia y los EE.UU., tenía que pasar las noches metiendo el dedo, como se decía, por el disco giratorio de aquellos teléfonos negros, en casa de mis compadres.

Mis colegas de la Humboldt 7, como le decíamos a la escuela, me guiñaban un ojo cuando me veían en la calle, incluso una me tiró por el brazo y me metió detrás de la puerta de una escalera en Belascoaín para que nadie la viera saludarme. Sólo hubo tres excepciones, las de las compañeras Berta Espinoza, Mildret Miró y Orquídea Campos. ¡Qué diferentes a mi colega Nery Moya, mi Amiga del Alma! Mis ex alumnos cuando me veían me saludaban, me felicitaban y me pedían que cuando me fuera les reclamara. En mi acera vivía Raquelita, ex alumna; ella como su hermano, me saludaban al doblar de la esquina pero jamás en mi acera, pues allí estaba el Ojo de Orwell. Su abuela vino a hablarme para pedirme disculpas y comprensión para sus nietos. Esa fue la Cuba que yo dejé atrás un 21 de mayo de 1981.

Mi esposa fue llamada a la oficina del jefe de personal del Ten Cent de la calle Galiano pues nuestro “heroico” Comité de Defensa de la Revolución había llamado por teléfono para informar que ella era “escoria”. Lógicamente, mi esposa negó todo y el jefe convencido la dejó volver a su puesto de trabajo , que era la llamada Fuente de Soda, pero ella lo que hizo fue salir corriendo por toda la calle San Rafael para nuestra casa, adonde llegó aún con el uniforme blanco. Inmediatamente mi padre fue a devolverlo, pues quizás la podrían acusar de robo. Pero su ropa no pudo recuperarla del vestuario, seguramente alguna compañera la había robado.

Esa misma tarde al llegar a buscar a mi hijo al Círculo Infantil, como llaman en la Perla de las Antillas a las guarderías, la compañera directora, que hasta el día anterior había sido muy amable, me dijo que el niño era expulsado pues sus padres eran “escorias” y el Círculo era sólo para niños revolucionarios.

Gracias a Dios el niño ni se dio cuenta y nos fuimos a la cremería del Yang Tse de la calle 23 a tomarnos unos cremosos helados. Allí me encontré con mi primo Lazarito y el tema de la conversación fue el caso de Luis Valdés, nuestro primo que en ese momento estaba con su familia en el interior de la Embajada del Perú en La Habana, solicitando asilo en unión de otros 10 800 cubanos. Pero Lazarito no criticó, simplemente trataba de comprender lo que pasaba. Creo que ya debe de haber comprendido.

Cuando el avión despegó vi las palmeras reales y al poco tiempo un mar turquesa espléndido. Volví a ver las palmeras reales de nuevo diez años después en los jardines del Museo Nacional del Cairo y un color de mar así en la Gruta Azul de la isla de Capri.

¡Cómo han pasado cosas en estos 37 años! Si Dios quiere, pensamos ir a los U.S.A. para las Navidades, para volver a ver y platicar con tantos amigos y familiares que residen allí, te tendré al tanto.

El domingo nos fuimos con unos amigos a las famosas guinguettes, al borde del río de La Marne, son: restaurantes, bares, cafeterías, etc., con pistas de bailes y orquestas. Allí vimos a parejas de viejitos bailar vals, tango, pasodobles, todo muy retro. Los camareros gastaban sombreros de pajilla y grandes bigotes. Otras parejas remaban o paseaban por las aceras entre los jardines. De ese lugar hicieron muchos cuadros célebres algunos pintores impresionistas, novelas, películas, etc. Comimos mejillones acompañadas de patatas fritas y vino blanco, todo delicioso. Es un lugar que a ti te hubiera encantado.

El balance es muy positivo, hemos ascendido en la escala social hasta donde nunca hubiéramos podido imaginar. Hemos recorrido 72 países y llevamos una intensa vida cultural aquí en París. Nuestro hijo, su esposa y nuestros dos nietos nos procuran gran felicidad.

Los dos momentos más difíciles han sido el fallecimiento de mis amados padres en La Habana, sin poder estar junto a ellos en los últimos momentos. Por lo tanto te puedo asegurar que el exilio, aún en el mejor de los casos, es una pena muy difícil de soportar.

El gran Víctor Hugo, desde el exilio escribió: La liberté! La liberté: Sauvons la liberté, la liberté sauve le reste.

Te deseo todo género de cosas bellas en unión de tus seres queridos. Espero que Dios permita volver a vernos más temprano que tarde.

Un gran abrazo desde la bella Francia, tierra de: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Félix José Hernández.