Del emperador Nerón a la princesa Mariela Castro: “Matrimonio” homosexual guste o no (II Parte)

Opinión / A debate

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Imagen de cartel contra matrimonio igualitario. Santiago de Cuba

Cubamatinal / “En todo país en que pretendieron legalizar el “matrimonio” homosexual, pastores y sacerdotes elevaron sus voces para condenar el proyecto y para instruir moralmente a sus fieles sobre su responsabilidad de oponerse,como deber cristiano”– En Cuba, callan.

Por Jaime Leygonier

 

La Habana, 28 de agosto de 2018./ El estado cubano, encallecido en la violación de los derechos más elementales, proyecta legalizar el matrimonio “entre dos personas”.

¿Por qué esta dictadura “macho” que persiguió rabiosamente a los homosexuales, ahora los apadrina mientras desprecia cualquier otro derecho?

La intención aparente del gobierno es complacer a la princesa Castro Espín. Pero parece que este carnaval nunca fue cuestión de derechos, palabra a la que son alérgicos, sino de dinero. El Marxismo-Leninismo, afirma que todo obedece en última instancia a imperativos económicos.

Increíble que en una nación del siglo XXI, por más dictatorial que sea, una sola persona en posición de poder por nepotismo, se dedique a subvertir la moral social con lujo de recursos y silenciando todo debate y opinión profesional contraria.

Que imponga desde hace años una “educación sexual” en T.V. y en las escuelas, que no es sino propaganda de la homosexualidad so pretexto de combatir la homofobia.

La razón no visible puede ser incrementar los vitales ingresos de las remesas familiares y por inmigración y turismo, con el expediente de abrir la puerta a que vengan a Cuba a “casarse”, la adopción de menores por parejas homosexuales y la emigración de homosexuales mediante este “matrimonio”.

Sumar a la actual exportación de prostitutas, mediante matrimonios con “pepes”, este nuevo “rubro de exportación”.

La prostitución homosexual masculina, casi inexistente antes de 1959, es un auténtico “logro de la revolución” en los últimos años. Hasta se dedican a ella jóvenes ¡que no son homosexuales!, sino seres que se degradan por unos cuantos dólares.

El travestismo que ampara Mariela Castro, muestra mayores vínculos con la prostitución masculina con extranjeros que con ningún supuesto ejercicio de derechos.

Este “matrimonio”, abre todo un abanico de ingresos monetarios, desde turismo para venir a “casarse, hasta “cambio de sexo”, seguramente más barato en Cuba que en otros países.

Ganancia extra, la homosexualidad no produce el nacimiento de “bocas inútiles”, que suprimir con abortos. Cuestan dinero los hospitales maternidad, auténticas fábricas de abortar: Cuba es el segundo país en el Mundo en esta práctica que, según estadísticas oficiales, costó, hasta los años 90, cinco millones de vidas en una población de 10 millones de habitantes, 50%.

Y ganan el maquillaje de: “¡Miren cuan democráticos y nada machistas somos! ¡Casamos a los homosexuales como en Suecia!”.

No se preocupen: No podrán adoptar

Está extendido entre la población el rechazo a este proyecto, con el argumento
en contra de las adopciones. Es posible que la tranquilicen con declarar que la ley referente a las adopciones no se las autorizará a homosexuales.

Pero de legalizar el “matrimonio” homosexual, a la corta o a la larga sería imposible, por contradictorio, negarle los mismos derechos que al matrimonio heterosexual y serviría de primer paso para legislar el derecho a adoptar.

Escuché a dos personas auto tranquilizar su conciencia con afirmar que los distintos funcionarios que aprueban las adopciones, son muy rigurosos en sus investigaciones y autorización final… (¡?)

¿Será que en medio de la corrupción, que es la norma en toda oficina, los funcionarios encargados de decidir las adopciones, son extraterrestres importados del planeta Pureza?

La Iglesia: “El silencio de los carneros”

En todo país en que pretendieron legalizar estas relaciones, pastores y sacerdotes elevaron sus voces para condenar y para instruir moralmente a sus fieles sobre la responsabilidad de oponerse como deber cristiano y ciudadano.

Y organizaron manifestaciones y campañas de oración exclusivamente para sensibilizar sobre el tema. Ocurrió en Argentina, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, el actual papa Francisco.

Cierto que se trata de países donde los ciudadanos son ciudadanos y no súbditos amedrentados que votan lo que les manda el amo, convencidos de que en caso contrario se perjudicarán sin conseguir cambiar nada.

Cuentan con recursos para oponerse; pues un referéndum no es una farsa, una manifestación reclamando cualquier cosa no es un “acto de contrarrevolución” y los creyentes hacen valer el peso de sus votos en las elecciones de sus gobernantes. Lo opuesto a lo que ocurre en Cuba.

Ello no exime a cada iglesia y a cada cristiano de manifestarse según su Fe, en defensa del matrimonio, de la niñez, de la familia y de la moral (¡qué menos que esto!, ya que no quieren defender a la sociedad de otras opresiones del totalitarismo).

La moral es concepto tan vilipendiado que hoy da vergüenza mencionarla; por miedo a que nos acusen de anticuados. Acudimos al eufemismo: “Valores”.

Apabullados por quienes afirman “científicamente” el relativismo y anti-cientificidad de la moral, cuyas reglas han resistido la prueba de milenios; lo cual demuestra que durante todo ese tiempo probaron su utilidad práctica personal y social.

Su subversión, justificada por diversas teorías que la descartan por “anti-científica”; teorías de búsqueda de la felicidad, “la liberad”, “derechos sexuales”, etc., particularmente a partir de los años 60 del siglo XX, ocasiona serios problemas a la familia y a la sociedad, al desechar como obsoletas reglas que las conservaban y hacían funcionar.

Pero en Cuba, la Iglesia, que se llena la boca para decir que “aspira a tener…” o que “tiene las mejores relaciones con el Estado”, anticristiano y dictatorial, no habla.

Salvo alguna cartita a las autoridades, protesta almibarada para salvar la cara, paripé al que el Estado da el valor justo que merece: Ninguno.

Y hubo una manifestación de evangélicos, que lamentablemente trascendió poco al público.

Ningún obispo católico, hará en La Habana, lo que hicieron sus colegas de Argentina o de otros países ante ataques similares a la moral social.

Ningún Juan Bautista, tendrá los pantalones de salir al paso de un Herodes a decirle: “No te es licito”. Ni orientará a sus fieles votar por la Ley de Dios.

Incumplirán su deber de decirle a los fieles que voten en contra de una “constitución” que valida la tiranía y se opone a la Ley de Dios, al legalizar la inmoralidad sexual.

No los castró la Dra. Mariela Castro Espín; eunucos, aunque no “por el reino de Dios”, ofrendaron el bonsái de su virilidad en el altar del Cesar sado-masoquista que los somete.

Pero…¿Por qué la Iglesia en Cuba es tan diferente a la del resto de los países?

¿Tan pecadora que no defiende la Fe, ni la familia ni la moral, ni la Patria, contra estos atropellos y, en contraste, tan santa que Cuba es el único país en que el clero no ha incurrido en escándalos de pederastia y lavado de dinero?

¿Son más cobardes que los extranjeros y a la vez unos justos perfectos?

Y cuando nos visitan los papas, no hablan de los males nacionales como  hacen en otros países, sino de otras cosas.

¿Es especulativo pensar que el estado policíaco que espía a todo el Mundo, oculta cortésmente sus faltas y ellos le pagan con la misma cortesía?

El gran escándalo de la Iglesia en Cuba es que no da escándalo… Excepto en darle al Cesar, lo que es de Dios.

La indefinición de conceptos, la “caja de Pandora” y la crisis.

Perdone el lector que para analizar el tema son obligatorias explicaciones repulsivas:

¿Existe un solo argumento de los empleados para defender el matrimonio homosexual que no pueda ser aplicado al matrimonio de grupos y al matrimonio incestuoso?

“Dos personas”, incluye literalmente a parientes consanguíneos entre los cuales el matrimonio está vedado moralmente por nocivo para la herencia biológica y para el funcionamiento de la familia: Hermana y hermano, abuela y nieto, padre e hija.

¿Podrán casarse? (Imagino que la depravación gubernamental no va en esa dirección). Pero siguiendo la misma lógica absurda con que defienden su “matrimonio”, limitarlo a “dos personas” es discriminatorio para “los derechos” de quienes deseen casarse en grupos. O, ¿por qué no?, casarse con un animal.

¿Por qué no, si existen tales prácticas y se supone hacen felices a los que las practican? Y ¿acaso hay mucha diferencia con el “matrimonio” homosexual? Pues la moral sexual es “relativa”, no existe, sustituida por el gusto personal y lo que cuenta es “la preferencia”, lo que cada uno desee y determine con otro por consentimiento mutuo:

Pues ¡a casarse, uno con dos o más, o el hijo con la madre! Son “dos personas”, si los hace felices no les nieguen “el derecho” a esos dos o a varios.

Además de los mismos argumentos pseudo-psicológicos, tendrían a su favor la ventaja de ser relaciones más naturales físicamente, si los grupos, los cónyuges incestuosos o el animal, son de sexo opuesto.

Y aunque prime lo económico, postulado Marxista-Leninista; en este empeño no todo parece económico. Asoma un morbo caro al corazoncillo de los promotores y evidencia de la degradación moral del Régimen y de sus santones, que siempre blasonan de pureza y fueron moralistas intransigentes, como toda dictadura. Hasta estos suprimir la moral por decreto.

La Antigua Roma, con sus instituciones republicanas en decadencia; Francia, en vísperas de la Revolución francesa: Históricamente el exhibicionismo y la aceptación “moral” de la homosexualidad coinciden con una grave crisis de la sociedad, enfermedad que culmina en su hundimiento o en revolución.

¿Un único final o variantes posibles?

Pese a que en el libreto está el “happy end” del “matrimonio” homosexual, aun pudieran sorprendernos con otros finales.

Raúl Castro, amante de la ambigüedad y de cara al rechazo popular, pudiera aprobarlo y declarar que está en contra; pero que lo acepta porque él es muy democrático.

O rechazarlo para “quedar como hombre” ante el pueblo.

O complacer a su hija y a sus intereses con una fórmula intermedia:

Legalización de relaciones que no equivalga a matrimonio o que si equivalga,
pero tenga otro nombre.

El fingido presidente Díaz Canel, pudiera hacer lo mismo para acreditarse; últimamente se exhibe de “escobita nueva barre bien”, fungiendo como populista inspector de heladerías que se disfraza y todo para inspeccionarlas.

Y un objetivo puede ser confundirnos, distrayendo nuestra atención con este tema escandaloso, para que no veamos el remachar de nuestras cadenas a lo largo de todo el Frankeinstein “constitucionalero”:

Que dará colorete legalista a esta anciana totalitaria y está plagado de inmoralidades peores que el “matrimonio”. Como sus neronianos “socialismo eterno”, “socialismo de derecho” con “partido único” constitucionalmente por encima de la Constitución y de las leyes, “propiedad social”, “planificación estatal de la economía”, “defensa de la Revolución”, etc.; y ¡con la más absoluta indefinición de los términos “socialismo” .y “revolución”!
De suerte que, muerta toda ideología, en nombre de un socialismo tan indefinido que puede ser cualquier cosa, inventarán y harán “constitucionalmente” lo que les dé la gana con Cuba y sus once millones de esclavos que votan.

Y los olvidadizos papanatas internacionales y nacionales y los pejes gordos de la política internacional, amantes de los Derechos Humanos en sus discursos, pero compinches de la dictadura en Cuba y en la O.N.U., declararán por milésima vez desde 1990 que “Cuba cambia a la democracia” por decreto de sus nerones y que ayudan a ese proceso al venir a hacer negocios de carroñeros. 


2) Portal de Diez de Octubre 818, año 2013 - Foto J. Leygonier.
Jaime Leygonier Fernandez

Periodista independiente, con una amplia producción en diferentes medios de la prensa independiente y el exilio. Escritor, ex profesor (expulsado por sus acciones políticas), fue condenado a tres años de privación de libertad en 1990 por el supuesto delito de “propaganda enemiga”, con anterioridad expulsado de la carrera de Historia en la Universidad de La Habana por no renegar del catolicismo.

Reside en Cuba y se mantiene activo en la prensa independiente, incluido el periodismo de investigación.

Del emperador Nerón a la princesa Mariela Castro: “Matrimonio” homosexual guste o no.

Opinión / A debate

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Cubamatinal / “En relación con el matrimonio, se modifica la actual concepción de que solo es posible “entre un hombre y una mujer” y se define que es entre dos personas”. (Proyecto de Constitución de la República de Cuba. Analisis/…).

Por Jaime Leygonier

La Habana, 28 de agosto de 2018. / El emperador Nerón, loco como una cafetera y depravado como algunos gobernantes actuales seguros de que todo les está permitido, se casó con un soldado de su guardia y hasta le hizo amputar sus partes viriles.

Pero no decretó que se generalizara ese tipo de actos legales.

La hija del general que manda en Cuba, que no parece loca, lo impone a la Nación, por la autoridad que le ha sido conferida por su nacimiento. No sin simulacro de referéndum.

No gusta a la mayoría; pero nos guste o no y votemos o no, todos sabemos el caso que hacen de nuestros votos: La sexóloga en jefe hará “constitucional” para Cuba, el mal llamado “matrimonio” homosexual.

Mal llamado, porque “matrimonio” viene de “madre”, es la unión legal entre un hombre y una mujer y otra cosa no es matrimonio, se empeñe quien se empeñe.

Ya Mariela Castro Espín, inconstitucionalmente, casó homosexuales por simple voluntarismo: Doblar el debilucho brazo a la Ley, que en Cuba ni es ciega, ni independiente, ni puede decir “no” a una persona del abolengo “Castro de Birán”.

Su sencillo expediente para torcer la Ley, fue hacer inscribir como de “sexo femenino” en el Registro de Direcciones, a los hombres operados quirúrgicamente a expensas del Estado (tan escaso de recursos para el sistema de atención médica a la población como escaso escasez de cirujanos; pues los exporta en alquiler).

Operados para castrarlos, fabricarles algo que recuerde la vulva, los pechos, etc., arruinarles la salud y hacerlos dependientes de por vida de consumir las hormonas masculinas que producían naturalmente las glándulas que les amputaron (medicación a cuenta del Estado, tan escaso en recursos para vender medicinas a la población y surtir de ellas a los hospitales).

Predicadora de que la homosexualidad, es “una preferencia”, opinión no aceptada por la comunidad médica, lleva años dedicada a una campaña muy agresiva en T.V. y programas escolares, propagandizando la homosexualidad con el pretexto de combatir la homofobia, lo cual si sería correcto.

La hija del General, no tiene la última palabra, ¡sino la única! sobre el tema sexual, sin permitir al público acceso a opiniones médicas en contradicción con las que ella predica.

El pueblo ignora que existen otros puntos de vista profesionales con diferente enfoque sobre el tema.

Y de tantos derechos violados en Cuba, únicamente preocupa a su dictadura legislar los derechos “de la cintura para abajo” y ello únicamente en lo contra Natura.

No el derecho de los matrimonios a un salario digno que les permita fundar y sostener su familia en vez de depender del abortismo, practica estatal malthusiana, y convivir varias generaciones hacinadas; por la carencia de viviendas.

Con un promedio de siete dólares de salario mensuales, una pobre canastilla les cuesta unos cuatrocientos dólares: y el Estado, es quien fija omnipotentemente los salarios, los precios y facilita los abortos.

Jamás legislará a favor de los derechos a pensar y a expresar pensamientos sin ser encarcelado ni marginado laboral y socialmente.

Ni contra el que peguen o arrastren a las Damas de Blanco y acosen a los niños de los opositores en las escuelas.

Derechos tan despreciables para la cúpula, como apreciable les parece el dar espacio a la homosexualidad.

Baja nupcialidad y crisis del matrimonio en Cuba

Cuando era posible vivir de un salario a pesar de las escaseces, durante los años de la década del 1980, sectores sociales que históricamente se vinculaban  mediante el concubinato acudieron al matrimonio por varios incentivos. Que incluían dos días en un hotel, derechos a comprar alguna ropa y una caja de cerveza y otros pocos lujos similares, a precios asequibles y según el racionamiento.

 

Desde 1990 ocurre al revés, la nupcialidad es bajísima, sectores sociales que tradicionalmente fundaban familia sobre el vínculo del matrimonio, ahora se unen en concubinato; por la carencia de economía, la intención de emigrar y el peligro de tener que compartir el derecho a la vivienda, en caso de divorcio.

Decididos a romper su relación cuando a uno de los dos se le presente la oportunidad de abandonar el país.

En los 2000, las pocas veces que vemos una boda, casi siempre se trata de “un pepe” (extranjero, casi siempre español) que se casa con una cubana, casi siempre negra o mestiza y casi siempre “jinetera” (prostituta con extranjeros).

Medio para emigrar que encuentran unas y, también, reclutamiento de cubanas para prostituirlas en Europa.

Ese es el clima en que “el socialismo de derecholegalizará como matrimonios las uniones homosexuales.

Los derechos nunca pueden entrar en conflicto unos con otros

Equiparar la unión entre homosexuales al matrimonio verdadero entre un hombre y una mujer, no es asunto privado de los homosexuales, como ocurre con sus relaciones personales no vinculadas legalmente (y discretas, no exhibicionistas).

Lesiona los derechos de muchos:

Desprestigia a los ya bastante destruidos matrimonio y familia, que padecen la falta de condiciones sociales y de economía para sostenerse y funcionar.

Los casados tienen derecho a que el matrimonio no sea degradado a “unión entre dos personas”, a que su matrimonio no sea equiparado legal y moralmente a una relación contraria a la naturaleza (por más que acumulen sofismas para afirmar que es “normal”, es verdad de Perogrullo que la carencia de los órganos sexuales opuestos impide considerarlo natural).

El derecho de los homosexuales no es otro que el que tiene todo ser humano a no ser agredido y acosado y al respeto según su conducta personal, laboral, social, unido al deber de respetar los derechos de otros.

 

Y el público, más que rechazar a los homosexuales, rechaza la promiscuidad, la provocación a transeúntes no homosexuales, con miradas y palabras libidinosas y el exhibicionismo de muchos de ellos. Consecuencias de la promoción de la Princesa.

Los “espacios” para los homosexuales, no deben privar de espacio al resto de la gente ni exponerlos a solicitaciones sexuales no deseadas, si transitan por ahí.

Se trata de conductas que provocan justo rechazo, también, cuando las ejecutan heterosexuales.

Semejante clima, aun sin el “matrimonio”, confunde a los niños sobre el sexo y la sexualidad normales, va contra el derecho de los niños a la educación y de los padres a educarlos sin injerencia del Estado en la moral (palabra tabú, “anticientífica” para psicólogos populistas).

Va contra los derechos de los cristianos a ejercer su Fe, y de éstos y de los no cristianos, a transmitir enseñanzas morales a sus hijos sin que la infancia sea bombardeada en la escuela y la T.V. con propagandas estatales opuestas a esa moral; porque tal sea el capricho de una persona en el poder.

O, como ocurre hoy día, que en el ómnibus se besen en la boca y toqueteen, a la vista de los niños y de todos, lesbianas, homosexuales y hasta adolescentes en uniforme escolar.

También es contra el derecho de empleados de notaría o de diversas oficinas civiles, cristianos o no, quienes contra su conciencia deberán legalizar “matrimonios” homosexuales. El Gobierno no les reconocerá la objeción de conciencia.

Silencio cómplice de la Iglesia

Y la Iglesia, ¿Qué dice a su rebaño…? Jamás dice nada que recuerde a los fieles que son ciudadanos con deberes cívicos, que no pueden votar contra la Ley de Dios y contra su conciencia y por conveniencia o temor admitir una depravación en silencio y votando a favor.

El cristiano, no puede prescindir de su conciencia, como prescindieron hace rato los profesionales de la Fe, particularmente los que prefieren imitar a los primeros cristianos, no en el martirio ni en la denuncia del pecado, sino en ponerse cosas raras sobre la cabeza.

 

Al incluirlos a todos, personas bien intencionadas me censurarán por generalizar.

En todo grupo profesional hay “buenos, malos y regulares”; pero me niego a escribir diplomáticamente “la mayoría” y generalizo “todos”, porque “los buenos y regulares”, marchan en el mismo equipo que “los malos” al no denunciarlos y aun obedecerlos:

Escudados en la disciplina, la obediencia, el “no juzgar”, “no dar escándalo· “que dirán los del Mundo”, “comprometería la Obra” y otras coartadas del no hacer lo que manda Dios, sin sentirse responsables personalmente: porque la responsabilidad moral personal se diluye en la multitud o la asume la jefatura de la institución:

¡Qué bueno!, obro contra mi conciencia y contra la Ley de Dios, y así no me busco problemas, no me sancionarán ni despedirán de mi empleo pastoral; pero no soy responsable, no peco, pienso lo contrario porque soy bueno; pero hay “razones de estado” y otros asumen por mí, mi pecado. Mi deber es predicar o dar misa, sin meterme en líos, como si fuera un proyeccionista de cine, no soy responsable por la película, les doy entretenimiento y mañana me iré derecho al Cielo y, entretanto, me premiarán con su equivalente terrenal: Viajes a predicar al “Primer Mundo” y una congregación mejor”.

Sin injusticia acuso a los clericales “yo no soy, ¿qué puedo hacer yo?, no se puede” y afirmo sobre el Cristo cubano:Todos pusieron su mano en él”.

Las raras excepciones, que duran poco por el acoso de sus propios superiores y colegas, lejos de ofenderse me darán la razón en que el mejor de los buenos es incapaz de decir una Palabra de Dios, que roce al Cesar, ni con el pétalo de una rosa.

Excepto en algún cortés paripé de cartita de queja. (Continuará)

 


2) Portal de Diez de Octubre 818, año 2013 - Foto J. Leygonier.
Jaime Leygonier Fernandez

Periodista independiente, con una amplia producción en diferentes medios de la prensa independiente y el exilio. Escritor, ex profesor (expulsado por sus acciones políticas), fue condenado a tres años de privación de libertad en 1990 por el supuesto delito de “propaganda enemiga”, con anterioridad expulsado de la carrera de Historia en la Universidad de La Habana por no renegar del catolicismo.

Reside en Cuba y se mantiene activo en la prensa independiente, incluido el periodismo de investigación.

Tan sumisos como siempre

Opinión / Religión 

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Cubamatinal / Acabo de ver la Declaración Oficial redactada y firmada por varios líderes religiosos que representan oficialmente sus Asociaciones de Iglesias en Cuba. Al parecer es de interés común entre ellos dejar en claro -la no admisión o aceptación oficial de la unión legal del matrimonio homosexual-  que viene impulsando la hija del dictador Raúl Castro, ex presidente de Cuba.

Por Jose Carlos Perez 

Florida, USA,  6 de julio, 2018/ CM/ También resulta interesante el hecho de hacer pública esta declaración, cuando es sabido el concepto histórico que tienen las iglesias evangélicas en relación al matrimonio y familia como Dios manda y la naturaleza reproductiva de las especies.

La carta lejos de reprender o discrepar con las autoridades del gobierno por intentar establecer dentro de la Constitución  posibles cambios que permitan el matrimonio homosexual por ser este antinatural y dañino  para la sociedad, apelan a ¨nuestra cultura, nuestras luchas de independencia, ni con los líderes históricos de la revolución. De igual manera, tampoco  guarda ningún vínculo con países comunistas, dígase la antigua Unión Soviética, China, Vietnam y menos aún Corea del Norte.¨

Durante  años la Licenciada Mariela Castro Espín busca legitimar el matrimonio gay, y al parecer, entre los próximos cambios en la Constitución cubana esta podría ser una concesión aceptada por el Parlamento cubano y la élite gubernamental.

Importante es destacar que todas las instituciones religiosas en Cuba son presas de la voluntad del gobierno, adoptando, como es costumbre, una actitud sumisa y colaboracionista.  La carta está escrita  para conocimiento de  la opinión pública internacional donde conste que ellos ¨protestan¨ ante alguna disposición del gobierno.

Sus argumentos se basan en la cultura nacional, las luchas de independencia, (la que ellos han ignorado asumiendo una plasmada indolencia social cuando el gobierno por casi 60 años ha oprimido al propio pueblo)  y el grupo de países dictadores y represores del cristianismo y derechos humanos. Citándolos como un buen ejemplo a seguir, apelando a la conciencia de los viejos revolucionarios que están en el poder, igual ocurre con la memoria de los líderes históricos como el dictador Fidel Castro y hermano Raúl.

Es probable que lo que estén asegurando es que los hermanos y organizaciones religiosas  del extranjero no recorten las ayudas y demás apoyo, si es que la iglesia no hace manifiesto público ante el  mal que se avecina. Pero en realidad la Iglesia en Cuba es sorda, ciega y muda ante los desmanes del gobierno cubano, mostrándose  sumisa y colaborando como de costumbre.

¿Quién no sabe de la incondicionalidad al régimen del Obispo metodista Ricardo Pereira, un definido revolucionario y miembro del Consejo de Iglesias de Cuba?

¿Y las denominaciones Bautistas? ¿Por qué no mueven a las iglesias locales y escriben cartas y celebran cultos, donde las congregaciones  se expresen con la misma intensidad con la que oraron por la salud del dictador Hugo Chávez y Fidel Castro, cuando  estaban al borde de la muerte? ¿Por qué no promueven esta inconformidad con el mismo ímpetu con que  promueven que los hermanos vayan a las fraudulentas votaciones del Poder Popular?

Basta de tanta falacia

No sigan acariciando la mano que les oprime y oren como el pueblo de Israel; quienes en sus oraciones  eran continuas;  finalmente veamos  que Dios realmente les escuche:

 “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor…”     Éxodo 3:7\\

 
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photoJose Carlos
Jose Carlos Perez

Ex Pastor Bautista. Se dedicó a su ministerio dentro de la Organización Convención Bautista de Cuba Occidental (CBCOc). Licenciado en Teología. Periodista independiente.