Reencuentro con El Jardín de las Delicias del Bosco en el Museo del Prado

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas

Jardín de las Delicias El Bosco Grisalla, Óleo sobre tabla de madera de roble 1490 – 1500 Madrid, Museo Nacional del Prado

Cubamatinal / Madrid, 27 de octubre de 2020.

El Museo Nacional del Prado reabre al público, con la colaboración de la Comunidad de Madrid y el apoyo de Samsung como Protector tecnológico de la institución, la sala dedicada al Bosco con un nuevo montaje que supone una reforma radical desde un punto de vista técnico. Con este fin, se han fabricado soportes nuevos para tres trípticos, una mesa vitrina y se ha instalado un nuevo sistema de iluminación, gráfica nueva y una pantalla que permitirá admirar detalles ampliados de las obras.

En 2016, la exposición temporal que el Museo dedicó al Bosco superó las 600.000 visitas y marcó un récord histórico en la institución. En 2019, más de 7.000 visitantes al día pasaron por la sala del Bosco, acumulando un total de dos millones y medio de visitantes al año. El Jardín de las delicias es una de las cinco obras más escuchadas por los usuarios de audioguías del Museo, sólo por detrás de Las Meninas y durante el periodo de confinamiento ocasionado por la COVID-19, el vídeo más visto del programa online #PradoContigo fue el directo en Instagram dedicado a esta obra, con 1.344.240 impresiones. Observando estas cifras, el Museo Nacional del Prado ha querido responder a la gran demanda de visita que genera esta sala ofreciendo, con esta nueva instalación, la optimización del espacio y una mejora en la percepción de las obras.

Si bien se mantiene la ubicación de las piezas en la sala, el montaje anterior presentaba unas características formales que requerían una actualización y mejora, por eso, se modifica su presentación pública para ganar espacio de circulación para los visitantes, mejorar la accesibilidad a las piezas, personalizar la iluminación de los 22 trípticos para enriquecer la percepción general de todas las obras expuestas y se contemplan las necesidades derivadas de la implantación del Plan de Protección de Colecciones ante Emergencias.

Actuaciones que mejoran la visita pública

La reducción del tamaño de los soportes, estéticamente más atractivos, permite ganar espacio de circulación para los visitantes que disfrutarán de mayor amplitud entre las obras expuestas lo que enriquecerá su contemplación.

La nueva gráfica, que aporta información sobre las obras del Bosco, consiste en textos explicativos individuales de cada pieza y un gran texto introductorio que, con un guiño al pintor, muestra su firma autógrafa como colofón.

La personalización de la iluminación de los trípticos mejora la percepción general de las obras expuestas y presta especial atención a la correcta visión del reverso de sus alas, todo un reto técnico por la limitación del ángulo de incidencia de la luz.

El nuevo color de la sala, un verde más oscuro que en el anterior montaje, realza la gráfica y los tonos de las pinturas e incide más en la iluminación.

Además, la sala cuenta con un monitor profesional de 65” de Samsung que permite la sucesión animada de detalles sorprendentes de las obras expuestas en un tamaño hasta 12 veces mayor que el original.

Actuaciones de conservación preventiva y seguridad

Se han combinado simultáneamente soluciones técnicas que mejoran la accesibilidad para instalación y desinstalación de las piezas por parte del equipo de manipulación de obras de arte del Museo Nacional del Prado y se han contemplado las necesidades derivadas de la implantación del Plan de Protección de Colecciones ante Emergencias en lo que se refiere a medidas de protección in situ y a medidas para evacuación. En este caso, se trata de una iniciativa pionera de diseño y ejecución de fundas de protección multirriesgos a medida (agua, fuego, polvo, humo, etc.) que se instalan mediante un procedimiento operativo de una duración máxima de 2,5 minutos que se combinan con diseño de bases de estabilización de los trípticos, reduciendo significativamente los tiempos de retirada de obras a lugar seguro, en caso de emergencia.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta Madrid,

Félix José Hernández.

El Museo del Prado prorroga “Reencuentro”

Cartas a Ofelia/ Crónicas hispanas

Años ’30

Cubamatinal / Madrid, 7 de septiembre de 2020

Querida Ofelia:

El Museo Nacional del Prado ha programado la prórroga de la exposición “Reencuentro”, que, desde su apertura, el 6 de junio de 2020, y en ausencia de turismo internacional, ya han visitado cerca de 150.000 personas, en un 75% procedentes de la Comunidad de Madrid, con el fin de ampliar la posibilidad de disfrutar de este montaje excepcional que reúne buena parte de las obras más emblemáticas de su colección a lo largo de la Galería Central y sus salas adyacentes. Además, el día 14 de octubre está prevista la apertura de “Invitadas” la primera exposición que, realizada primordialmente con fondos del propio Museo Nacional del Prado, aborda el papel de la mujer en el sistema español de arte en el siglo XIX y los primeros años del siglo XX. A través de un recorrido estructurado en dos grandes ámbitos, permite, en primera instancia, reconocer la imagen de la mujer que el Estado legitimó mediante premios, exposiciones y museos, así como el lugar que ocupaba en la sociedad. Por otro lado, se sigue trabajando en la reapertura progresiva de los espacios del Museo Nacional del Prado en función de la evolución de la situación y de las recomendaciones y protocolos de actuación que establezcan las autoridades competentes.

“Reencuentro”. Una experiencia única

El montaje, compuesto por más de 250 obras, sigue una ordenación preferentemente cronológica, desde el siglo XV a los albores del siglo XX, pero dada su excepcionalidad, diluye la tradicional distribución por escuelas nacionales y plantea diálogos entre autores y pinturas separados por la geografía y el tiempo; asociaciones que nos hablan de influencias, admiraciones y rivalidades y señalan el carácter profundamente autorreferencial de las colecciones del Museo del Prado.

Carlos V y el Furor de Leone y Pompeo Leoni, excepcionalmente desprovisto de su armadura y representado desnudo como un héroe clásico, da la bienvenida al visitante conduciéndole a la Galería Central, en cuya antesala (sala 24), le esperan dos de las obras más importantes del museo: El descendimiento de Van der Weyden y La Anunciación de Fra Angelico. Se accede a continuación a un primer tramo de la gran galería (salas 25 y 26), con obras del Bosco, Patinir, Tiziano, Correggio, Rafael, Juan de Flandes, Veronés, Tintoretto y Guido Reni, entre otros grandes artistas italianos y flamencos de los siglos XVI y XVII.

Los retratos de Tiziano de los primeros Habsburgo, presididos por Carlos V, a caballo, en Mülhberg, permanecen en el corazón de la Galería Central (sala 27) frente a dos de la Furias, que flanquean el acceso a la Sala XII. Pocas veces este espacio emblemático del Prado ha merecido con tanta justicia el título de sancta sanctorum del museo. La reunión por primera vez, desde al menos 1929, de Las Meninas y Las Hilanderas, junto a un emocionante “retablo” integrado por los bufones de Velázquez y retratos, escenas religiosas y grandes filósofos procuran uno de los momentos más emocionantes de la visita.

La parte final de la Galería (salas 28 y 29) acoge la pintura religiosa y mitológica de Rubens, esta última con un guiño a Tiziano a través de su Dánae y un vibrante diálogo entre los Saturno de Rubens y Goya, y dota a Las Lanzas de Velázquez de un nuevo contexto mediante su inclusión entre los retratos ecuestres de El duque de Lermay El cardenal infante don Fernando.

En las salas del ala norte que flanquean la Galería (salas 8B, 9B y 10B), Ribera y el naturalismo español -con Maíno y Zurbarán-conviven con el europeo (Caravaggio y Latour), como lo hacen Clara Peeters y los bodegonistas españoles coetáneos. El Greco, por su parte, lo hace con Artemisia Gentileschi y puede apreciarse reunida la labor de retratistas como Sánchez Coello, Sofonisba Anguissola y Antonio Moro.

La zona sur (sala 16B) acoge la obra de los maestros españoles de la segunda mitad del siglo XVII, con Murillo y Cano como principales protagonistas, junto a artistas contemporáneos de la escuela francesa, como Claudio de Lorena, y flamenca, como Van Dyck.

El punto de fuga de la Galería Central converge en la sala 32 con La familia de Carlos IV y el 2 y el 3 de mayo de Goya, que se exponen en paredes enfrentadas. El maestro aragonés, tras mostrar su actividad como retratista (salas 35 y 36) abre sus brazos con El perro semihundido a artistas del siglo XIX.

Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)”

Esta exposición tiene como objetivo reflexionar sobre el papel de la mujer y los diferentes roles que desempeñó en el sistema artístico español desde el reinado de Isabel II hasta el de su nieto Alfonso XIII, explorando de forma transversal distintos aspectos de este sistema artístico. Por eso, la selección de piezas abarca obras de todas las disciplinas artísticas: pintura, pero también escultura, dibujo, grabado, fotografía, miniatura, bordado y cine.

Con gran cariño y simpatía desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.

De Sofonisba Anguissola a Clara Peeters, las pintoras del Museo del Prado

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas

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Nacimiento de san Juan Bautista Artemisia Gentleschi Óleo sobre lienzo, 184 x 258 cm h. 1635 Madrid, Museo Nacional del Prado

Cubamatinal / Madrid, 11 de abril de 2019.

El Museo del Prado y el Ayuntamiento de Madrid han puesto en marcha una campaña para conocer y dar visibilidad a las pintoras que forman parte de la de la colección del Museo del Prado. La acción, que se puede ver desde el mes de abril en diferentes soportes exteriores de la ciudad, se suma, en el Ayuntamiento de Madrid, al eje que busca visibilizar la obra y el papel de las mujeres a lo largo de la historia en los ámbitos de la cultura y la ciencia.

En este caso, y en homenaje al bicentenario del Museo del Prado, el Ayuntamiento de Madrid invita a conocer el trabajo de tres mujeres artistas cuyas obras están integradas en la colección del Museo del Prado y que, sin embargo, son aún desconocidas para el gran público. En gran formato y en diferentes puntos de la ciudad, se puede descubrir la obra de artistas como Artemisia Gentileschi, Sofonisba Anguissola y Clara Peeters.

Situadas en mupis digitales de toda la ciudad y en las grandes pantallas de Gran Vía y Callao, en total serán seis obras que por sí solas son ya exponentes de la más alta calidad pictórica del Renacimiento y el Barroco y que dan testimonio del papel secundario al que se vieron relegadas sus autoras.

En el caso de Artemisia Gentileschi podremos disfrutar de la obra Nacimiento de San Juan Bautista, firmadas por Sofonisba Anguissola, la campaña mostrará las piezas Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II, Felipe II y Retrato de la reina Ana de Austria. Las obras con las que contará la campaña pertenecientes a Clara Peeters serán Bodegón con flores, copa de plata dorada, almendras, frutos secos, dulces, panecillos, vino y jarra de peltre y Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asadas.

Esta acción, enmarcada en las líneas de trabajo visibilización de las mujeres relvantes en el arte y la ciencia, se une también a otros homenajes que el Ayuntamiento de Madrid ha querido llevar a cabo para celebrar el bicentenario de la institución cultural más importante de la ciudad y una de las más importantes del mundo como es el Museo del Prado. En las pasadas Navidades, el protagonismo fue para otros de los artistas con los que cuenta el museo como son Bartolomé Murillo y Juan Bautista Maíno. La Adoración de los Pastores de Murillo, y La Adoración de los Reyes Magos de Maíno se reprodujeron a gran tamaño en la Puerta de Alcalá como homenaje navideño al bicentenario.

La posibilidad de ver las obras de estas artistas en los soportes exteriores del Ayuntamiento de Madrid forma parte de la voluntad de dotar a este mobiliario urbano de contenido cultural, más allá del publicitario e informativo.

Tres grandes artistas Artemisia Lomi Gentileschi (Roma, 8 de julio de 1593 – Nápoles, hacia 1654) fue una pintora barroca italiana, representante del caravaggismo. En sus cuadros desarrolló temas históricos y religiosos. Fueron célebres sus pinturas de personajes femeninos como Lucrecia, Betsabé, Judith o Cleopatra, en los que subvierte los modelos de feminidad establecidos y perpetuados por pintores masculinos. Fue la primera mujer en hacerse miembro de la Accademia del Disegno de Florencia, donde trabajó bajo los auspicios de Cosme II de Médici y tuvo una clientela internacional. Vivió en varias ciudades italianas, como Venecia, donde conoció a Anthony Van Dyck y Sofonisba Anguissola, y Napolés, donde recibió por primera vez un pedido para la pintura al fresco de una iglesia en la ciudad de Pozzuoli, cerca de Nápoles. También trabajó en Londres con su padre bajo el patrocinio de Carlos I de Inglaterra.

Sofonisba Anguissola, nació en Cremona, en 1535 y murió en Palermo en 1625. Está considerada la primera mujer pintora de éxito del Renacimiento. Cultivó el retrato y el autorretrato, estableciendo nuevas reglas en el ámbito del retrato femenino. A los 27 años se estableció en España, en la corte del rey Felipe II. Para la Historia del Arte, juega un importante papel como eslabón entre el retrato italiano y el español en el siglo XVI, además de su notable influencia en el desarrollo posterior de este género en Italia. Su trayectoria resultó un precedente para varias mujeres artistas que habían sido excluidas de la enseñanza académica, de gremios y talleres y del mecenazgo papal, pero que sí encontraron respaldo en las cortes europeas entre los siglos XVI y XVIII.

Clara Peeters (Amberes, c., 1590 – después de 1621) fue una pintora flamenca considerada una de las iniciadoras del bodegón o naturaleza muerta en los Países Bajos. Se caracterizó por popularizar el uso del autorretrato escondido en objetos de las naturalezas muertas que muchos otros artistas emularían. En el mundo se conservan unas 30 obras atribuidas a esta pintora que fue una de las pocas mujeres artistas activa en Europa durante la primera mitad de siglo XVII. En 2016 Clara Peeters se convirtió en la primera mujer pintora protagonista de una exposición individual en el Museo del Prado.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta Madrid,

Félix José Hernández.

El Gabinete de Descanso de sus Majestades, en el Museo del Prado

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas 

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El infante Antonio Pascual de Borbón y Sajonia Lorenzo Tiepolo (1736-1776). Pastel sobre papel, 400 x 280 mm 1763. Madrid, Museo Nacional del Prado

Cubamatinal / Madrid, 8 de abril de 2019.

Comisariada por Pedro J. Martínez Plaza, técnico del Área del Conservación de pintura del siglo XIX, “El Gabinete de Descanso de sus Majestades” recupera el sentido original de la sala 39 del edificio Villanueva para reflexionar sobre el origen mismo de la institución vinculada de forma inherente a la corona desde su apertura en 1819 y ofrece una mirada diferente sobre las propias colecciones del Museo para volver a contemplar las pinturas con los planteamientos propios de la museografía del siglo XIX, colgadas a diferentes alturas y cubriendo por completo los diferentes muros.

Esta sala, ubicada en la primera planta del Museo, frente al Jardín Botánico, se creó en 1828 y estaba destinada al descanso del monarca Fernando VII y de sus familiares. La sala estaba decorada especialmente con retratos reales, e incorporaba también un pequeño lugar para el aseo y la higiene personal en una pequeña sala anexa. Su carácter privado, que se mantuvo hasta 1865, lo hizo invisible para el público, incluso para muchos especialistas, pues durante décadas careció propiamente de una clara finalidad expositiva. En definitiva, se trataba del espacio del museo donde de una forma más clara se hacía presente la vinculación del edificio con la Corona.

Sala 39 Este Gabinete fue concebido como una galería iconográfica de la dinastía de los Borbones –desde Felipe V (1683-1746) hasta Fernando VII (1784-1833)- así como de sus antecesores y parientes. Por ello, entre los 28 retratos figuraban dos efigies del rey de Francia Luis XIV y una de Felipe de Francia, I duque de Orleans, abuelo y tío abuelo de Felipe V respectivamente. Había también algunos retratos de grupo de gran tamaño, como la Familia de Felipe V de Louis-Michel van Loo, en el que el rey está acompañado por su segunda esposa –Isabel de Farnesio– y algunos de sus hijos. Entre ellos se encuentran los futuros Fernando VI (1713-1759) –del que no había ningún retrato individual en el Gabinete– y Carlos III (1716-1788) –efigiado además en otro cuadro que forma pareja con el de su esposa, María Amalia de Sajonia, ambos de Antón Rafael Mengs. Resultan interesantes por su número los retratos de infantes, muchos de los cuales se trajeron desde el Palacio Real de Madrid para figurar en el Gabinete. De entre ellos destaca el conjunto de pasteles de Lorenzo Tiepolo, que representa a los seis hijos de estos monarcas que les acompañaron a España desde Nápoles y que aparecen portando diferentes objetos como la escopeta, instrumento propio de la educación principesca. Dos de estos infantes, Antonio Pascual y Gabriel, se encuentran también representados en este Gabinete por Mengs. Junto a ellos destacan los dos pintados por Ramón Bayeu y, por su mayor tamaño, el del futuro Luis I (1707-1724), hijo de Felipe V, uno de los primeros lienzos realizado por Michel Ange Houasse en España.

La familia de Carlos IV (1748-1819) estaba representada a través del gran cuadro de Francisco de Goya (expuesto actualmente en la sala 32) y de los retratos individuales de algunos de sus miembros, como los del propio monarca y su esposa María Luisa de Parma. También lo estaban algunos de sus hijos, hermanos de Fernando VII, entre ellos Carlota Joaquina de Borbón -la única obra que posee el Prado del pintor italiano Giuseppe Trono– y María Luisa de Borbón. Esta aparece junto a sus hijos y su esposo –el efímero rey de Etruria Luis I– en un cuadro pintado por François-Xavier Fabre (Los reyes de Etruria y sus hijos). Aunque en la sala no había ningún retrato individual de Fernando VII, el monarca aparece en diferentes pinturas que recogen algunos asuntos de su vida. Es el caso de la Jura de Fernando VI como Príncipe de Asturias de Luis Paret –que colgaba en la misma pared que Las parejas reales, también de este autor y ambientada en Aranjuez– y de Embarque real en el estanque grande del Retiro de José Ribelles. Este lienzo ilustra también el impulso dado por Fernando VII al Buen Retiro, uno de sus lugares favoritos de la Corte.

Por su tamaño destacaba La reina María Isabel de Braganza como fundadora del Museo del Prado, un retrato encargado específicamente a Bernardo López Piquer para figurar en este Gabinete, en el que la segunda esposa de Fernando VII señala con su mano izquierda los alzados de las salas del Museo con la ubicación de las pinturas.

En conjunto, además de recrear el espacio dedicado al descanso de sus Majestades, estas obras –pintadas por autores de diferentes escuelas y estilos– permiten comprender la evolución del retrato cortesano en España desde principios del siglo XVIII y hasta el primer tercio del XIX. Junto al estilo de los pintores franceses llegados a la corte con Felipe V, destacan también las obras de Mengs, que consigue dotar a sus modelos de gran una sencillez y naturalidad, y de Tiepolo, que muestra una especial sensibilidad y un gran dominio de la técnica del pastel.

En la sala también se colocaron, con una intención principalmente decorativa, numerosos bodegones, tres de ellos flamencos del siglo XVII y el resto de artistas españoles. Entre estos últimos se encuentran los de Luis Meléndez –pintor fundamental en la evolución de este género en nuestro país–, así como los floreros de Luis Paret, Juan de Arellano –maestro indiscutible de la pintura floral– y Benito Espinós –artista vinculado a Valencia, donde esta especialidad tendría un gran desarrollo. Se dispusieron además diferentes paisajes del siglo XVIII, entre ellos tres de Mariano Ramón Sánchez pertenecientes a su serie de Vistas de puertos españoles, compuesta por 118 cuadros de puertos, bahías, islas y arsenales encargada por Carlos IV cuando aún era Príncipe de Asturias. También debieron tener una finalidad decorativa los dos bustos de personajes orientales pintados por Lorenzo Tiepolo, que convertían a este pintor italiano en el mejor representado en el Gabinete.

Sala 39 A La pequeña estancia anexa se habilitó como lugar destinado a la higiene personal. En ella se colocó el mueble del retrete, realizado en 1830 por Angel Maeso, uno de los principales ebanistas de los Talleres Reales. Es el único elemento del mobiliario original que se ha conservado, pues han desaparecido tanto las alfombras como la mampara que separaba ambos espacios y las diferentes banquetas tapizadas en color cereza, habitual en las decoraciones palatinas contemporáneas. El retrete se muestra ahora de nuevo en su localización original. Se trata de un mueble de especial importancia para el museo por muchas razones. Ha de tenerse en cuenta que se trata del único ejemplo de mobiliario que se ha conservado en el Prado de todo el conjunto original, no solo de esta sala, sino también del resto de estancias, con el que se fue dotando al Real Museo desde su fundación. Además de su gran calidad, sin apenas parangón con otros muebles similares conservados en otras instituciones, este fue el de mayor empeño y tamaño de todos los realizados en el siglo XIX para el servicio de la institución. Su diseño, específico y ajustado a un espacio determinado lo hacía difícilmente aprovechable en otro lugar, y quizá por eso se mantuvo a salvo de movimientos y traslados, lo cual aseguró su conservación.

Esta exposición ofrece la oportunidad irrepetible de devolver el mueble a su emplazamiento original y de dotarlo nuevamente de su contextualización natural, recuperando así, en gran medida, uno de los pocos espacios de este tipo que se conservan en los lugares y sitios reales y el único en este museo que puede reconstruirse de forma casi fidedigna. Junto al retrete se muestran los dos orinales (masculino y femenino) realizados en la Real Fábrica de la Moncloa y el estuche de aseo, que conserva todos sus componentes.

En 1834, un año después de la muerte de Fernando VII, Francisco Martínez Salamanca decoró el interior de este pequeño habitáculo con motivos ornamentales de arquitectura fingida similares a los que realizaron otros artistas en los palacios y sitios reales durante el periodo fernandino. A diferencia de las demás decoraciones murales hechas en las primeras décadas de andadura del Museo, estas se han conservado de forma íntegra y permiten comprender el primitivo carácter de este espacio, ahora recuperado con la reunión de los diferentes objetos y muebles conservados.

La Familia de Felipe V en Second Canvas Al tratarse la reconstrucción del Gabinete de un proyecto especial se han incorporado algunos recursos de mediación para el visitante.

Se han ubicado en la sala 39 dos tabletas, proporcionadas por Samsung como socio tecnológico del Museo del Pardo, con la aplicación Second Canvas ajustada a tal efecto. Esta app facilita, en este caso, la navegación sobre la imagen de la obra La familia de Felipe V de Van Loo desde distintos relatos: la identidad de los personajes, la indumentaria de época o la iconografía. Por otro lado, gracias a uso de la imagen en gigapixel se obtiene una visión de los detalles excepcional para el visitante que podrá confrontarlos frente a la propia obra.

Experiencia inmersiva de la sala 39 Una vez inaugurada la exposición se podrá trabajar sobre un proyecto museográfico real y se darán los últimos pasos para su reconstrucción virtual, lo que permitirá crear la primera experiencia inmersiva en una de las salas del Museo.

A través de una experiencia gamificada y partiendo de cuatro periodos históricos relevantes (primer tercio del siglo XIX; Mediados del siglo XIX; principios del XX y presente) el usuario se aproximará a la transformación de los usos y museografía de esta sala a lo largo de los últimos 200 años contada a través de personajes ilustres del Museo como, por ejemplo, Luis Eusebi, primer conserje del Prado, los cuales, invitarán a reflexionar sobre aspectos o temáticas como la conservación del Patrimonio, la historia del Museo o la propia historia de España.  

La realidad virtual desarrollada se alojará en el microsite de la exposición en el website del Museo del Prado y se podrá disfrutar a través de un navegador tanto en dispositivos móviles como en PC, pudiendo ser una experiencia del todo inmersiva si se dispone de gafas de realidad virtual.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.

Las obras del Museo del Prado ilustran las emociones del EDP Rock ‘n’ Roll Madrid Maratón & ½

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas 

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lustración: Km. 11 MOTIVACIÓN Vulcano forjando los rayos de Júpiter Rubens, Pedro Pablo 1636 – 1638. Óleo sobre lienzo Madrid, Museo Nacional del Prado

Cubamatinal / Madrid, 4 de abril de 2019

Querida Ofelia

En el marco de la celebración de su Bicentenario, el Museo del Prado expondrá, a lo largo del recorrido de la 42ª edición del EDP Rock ‘n’ Roll Madrid Maratón & ½, reproducciones de sus obras para poner imagen a cada kilómetro de esta carrera construyendo el relato de emociones y sentimientos que experimentan los participantes.

Velázquez, Rubens, El Greco, Tiziano, Goya, Madrazo y El Bosco son algunos de los grandes maestros del Museo del Prado que el 27 de abril compartirán zancadas con los participantes de la carrera más bonita de España a través de los puntos kilométricos de la carrera.

Obras como Vulcano forjando los rayos de Júpiter de Rubens, Sísifo de Tiziano, El caballero de la mano en el pecho del Greco o Baile a orillas del Manzanares de Goya ponen imagen a la motivación, el esfuerzo, la prudencia y el ritmo, sensaciones y emociones presentes durante la carrera.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.

El Museo del Prado recibe a Alberto Giacometti

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas

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Imagen una de las salas de exposición. © Alberto Giacometti Estate / VEGAP, Madrid, 2019 * Foto © Museo Nacional del Prado

Cubamatinal / Madrid, 1 de abril de 2019.

Querida Ofelia:

Uno de los fenómenos más llamativos en los doscientos años transcurridos desde la apertura del Museo del Prado ha sido su progresiva conversión en lugar de peregrinaje de los artistas de vanguardia. De Courbet a Bacon, pasando por Manet, Degas, Whistler o Picasso, su visita al Museo marcó un antes y un después en su trayectoria artística. Ha habido, no obstante, destacadas ausencias, y quizás ninguna tan notoria como la de Giacometti, a quien está dedicada esta singular exposición. Un artista que concebía el arte como un único y simultáneo lugar de confluencia del tiempo pasado y presente, y, sus creaciones avalan hoy aquí la atemporalidad de la figura humana como modelo de representación para el arte de todos los tiempos.

Hijo de un destacado autor postimpresionista suizo, Alberto Giacometti (Borgonovo, 1901-Chur, 1966) empezó a dibujar con avidez desde niño y a realizar, en la mayoría de los casos a partir de reproducciones, copias no solo de los maestros antiguos, sino del arte de todos los tiempos y culturas. Continuó esta labor durante su formación en París, ciudad a la que se trasladó en 1922, y a lo largo de toda su vida, como atestiguan sus cuadernos.

Alrededor de 1930, Giacometti se adhirió al movimiento surrealista, sustituyendo progresivamente en su obra «lo real por lo imaginario». No será hasta 1934 cuando vuelva a servirse de un modelo en sus composiciones, lo que desembocará en su ruptura con el surrealismo. Este empeño por “reflejar” lo real lo aisló en cierta forma del arte de su tiempo y lo vinculó inexorablemente al pasado.

Es fundamentalmente a partir de 1945 y hasta su muerte en 1966 – período representado en la exposición del Museo del Prado – cuando su práctica se centra en la representación de la figura humana, sobre todo de sus seres más cercanos, y se observa en su obra una búsqueda infatigable de lo real que pretende trascender la apariencia meramente superficial de sus modelos. Una obsesión que se hace más patente todavía en la radicalidad de sus retratos posteriores a la II Guerra Mundial, cuya terrible experiencia influyó definitivamente al artista, como demuestran las obras aquí reunidas.  

La exposición

Las 20 obras expuestas -18 esculturas y 2 óleos- proceden de colecciones de la Fondation Beyeler, Riehen/Basilea, Alberto Giacometti-Stiftung Zurich, Kunstmuseum Basilea, Louisiana Museum of Modern Art, Humlebaek, Dinamarca, Alicia Koplowitz, coleccionista y miembro del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, la Fondation Marguerite et Aimé Maeght de Saint-Paul-de-Vence, la Hamburger Kunsthalle, Hamburgo, y el Museum of Fine Arts de Houston.

El recorrido empieza en la sala de Las meninas de Velázquez, donde el conjunto de figuras que conforma La Piazza – Mujer alta III, Mujer alta IV, Cabeza grande y Hombre que camina- ideado inicialmente en 1958 como un proyecto de escultura monumental en Nueva York que no llegó a materializarse, prolongan, aún más si cabe, el juego de espejos propuesto por el pintor barroco.

Frente al Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano se sitúa El carro: una mujer, encaramada sobre dos ruedas gigantes, suspendida en equilibrio entre el movimiento y la quietud, el avance y la retirada; y dos pinturas entre las que encontramos Cabeza de hombre I (Diego), obra en la que capta en 1964 a su hermano Diego, quien posó para él a lo largo de toda su vida. Próximas al casi cinematográfico espacio del Lavatorio de Tintoretto, siete Mujeres de Venecia, pertenecientes a la serie de esculturas presentadas en la Bienal de Venecia de 1956 en el Pabellón francés y una de sus obras cumbre, dirigen su mirada hacia las salas de la obra del Greco, donde Mujer de pie manifiesta unos evidentes paralelismos formales en su verticalidad y alargamiento con la obra del pintor cretense. Ante los cuerpos colosales representados por Zurbarán en su serie de Hércules, contrasta La pierna, producto quizá de una realidad ya definitivamente fragmentada después de la Segunda Guerra Mundial.

La exposición nos recuerda que la obra de este artista único, gran dibujante, pintor y escultor, le debe tanto a la historia de la pintura como a la de la escultura y corrobora que los precedentes esenciales de su obra se encuentran también en la pintura barroca italiana y española.

Actividades complementarias

Claves  

El Museo ofrece charlas sobre la exposición para facilitar al público la visita autónoma a la misma, proporcionándole las claves esenciales para apreciar y comprender mejor las obras que forman parte de la muestra.

Abril, mayo y junio: Jueves a las 11.00 y 17.00 h

Auditorio. Acceso libre para los visitantes del Museo.

Conferencia

Con motivo de la exposición el Área de Educación incluirá en su ciclo habitual varias conferencias relacionadas con la muestra.

3 de abril a las 18.30 h Otro aspecto en la vida de Giacometti: su país de origen, Suiza Marco Giacometti. Centro Giacometti

25 de mayo a las 18.30 h Entender la percepción: lo que Giacometti nos transmite en el Museo del Prado Philippe Büttner. Kunsthaus Zürich

Auditorio. Actividad gratuita. Para asistir a las conferencias es necesario adquirir una entrada en las taquillas 1 y 2, desde 30 minutos antes del comienzo de la actividad.

Régimen de acceso

El acceso a la exposición “Alberto Giacometti en el Museo del Prado” está incluido en la visita a la colección permanente. La compra de entradas puede efectuarse anticipadamente por internet (www.museodelprado.es) o en las taquillas del Museo al precio de 15 euros (reducida o gratuita, conforme a las condiciones habituales ya establecidas).

De lunes a sábado de 18.00 a 20.00 horas, y domingos y festivos de 17.00 a 19.00 horas, el acceso a la colección permanente es gratuito previa retirada de la entrada en las taquillas del Museo.

El horario de visita a la exposición será de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00h., y domingos o festivos, de 10.00 a 19.00h. Acceso al Museo hasta media hora antes del cierre. El desalojo de las salas comienza 10 minutos antes del cierre.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.

Un oratorio desconocido de Juan de Juanes en el Museo del Prado

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas

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Oratorio de san Jerónimo penitente Damián Forment, Juan de Juanes Alabastro del Valle del Ebro, 1510-1579. Museo Nacional del Prado.

 

Cubamatinal/ Madrid, 23 de marzo de 2019.

Querida Ofelia:

Considerado como el Rafael español cuando hace 200 años el Museo del Prado abrió sus puertas, Juan de Juanes (h. 1510-1579) tiene desde hoy su espacio propio, equiparándose con el Bosco, el Greco, Velázquez o Goya, en la sala 51 del edificio Villanueva, no en vano en la testamentaria de Fernando VII su Santa Cena superaba con creces la valoración de los Grecos, por ejemplo. 

 En ese nuevo espacio se presenta también una extraordinaria donación, gracias a la generosidad de la Fundación Amigos del Museo del Prado, el Oratorio de san Jerónimo. Este oratorio portátil es una pieza pensada para el ámbito devocional privado. El tema principal, san Jerónimo, fue realizado por Damián Forment (Ca. 1480 – 1540), uno de los grandes escultores valencianos activo en la Corona de Aragón. Utilizó para ello alabastro del Valle del Ebro, que estuvo en origen dorado y policromado. Con posterioridad, Juan de Juanes diseñó una excepcional estructura “a la romana” para proteger y realzar la placa, la cual amplió en la parte superior y pintó parcialmente. En el exterior de las puertas representó a san José con el Niño y a san Lucas, y en el interior, bajo dos arcos, a san Vicente Ferrer y a san Pedro Mártir.

Además, esta nueva ubicación del maestro valenciano permitirá la reordenación de las salas 52 B y C, en las que se exhibirá una importante obra religiosa de Sánchez Coello, Alegoría mística con san Sebastián, san Bernardo y san Francisco.

 Pintura española del siglo XVI La Valencia de los Masip: Juan Vicente Masip y Juan de Juanes Buena parte de la pintura valenciana del siglo XVI estuvo protagonizada por un grupo de sagas familiares entre las que destaca la de los Masip. Las producciones de Juan Vicente Masip (h. 1475-1550), y sobre todo de su hijo Vicente Juan Masip, más conocido como Juan de Juanes (o Joan de Joanes; h. 1510-1579), dominaron el panorama pictórico del Reino de Valencia durante más de medio siglo.

 La actividad artística de Juan Vicente Masip trascurrió en un periodo de tránsito entre las fórmulas del gótico final y las novedades renacentistas. Su versátil personalidad fue asimilando las influencias de diversos pintores que por la situación estratégica de Valencia provenían sobre todo de la esfera italiana. A partir de la década de los treinta su hijo Juan de Juanes participó de manera activa en el taller, convirtiéndose pronto en elemento fundamental del mismo. Padre e hijo colaboraron en el retablo mayor de la catedral de Segorbe, Castellón (1529-32) y en el de San Eloy, encargo del gremio de plateros para su capilla en la iglesia valenciana de Santa Catalina (1536-38), donde se aprecia ya la influencia del severo romanismo de Sebastiano del Piombo (h. 1485-1547). La presencia en Valencia de cuatro obras de este pintor italiano traídas por el embajador Jerónimo Vich transformó el devenir de la pintura valenciana.

 Aún hay controversia en lo que se refiere a la intervención de cada maestro en esas décadas de trabajo compartido. Por su juventud y por la evolución de su pintura, parece razonable pensar en Juan de Juanes como el más receptivo a las novedades del momento, a las composiciones de Rafael y a la monumentalidad figurativa de Piombo, a quien debe también el color y la iluminación. Juanes fue un excelente dibujante, un notable retratista y hombre de probada cultura que frecuentó a importantes humanistas.

 Además de numerosos retablos en la ciudad y otras villas, los Masip fueron los creadores de imágenes devocionales muy difundidas del Ecce Homo, el Salvador Eucarístico, la Sagrada Familia o la Inmaculada Concepción, vinculadas a la espiritualidad católica del momento.

El estilo de Juanes fue el referente de la pintura de Valencia en la segunda mitad del XVI y principios del XVII, continuada por su hijo Vicente Juan Masip Comes y por un nutrido grupo de seguidores. Algunas de sus composiciones fueron copiadas por relevantes pintores de esa escuela hasta entrado el siglo XIX.

Con gran cariño desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.

 

Lang Lang en el Museo del Prado

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas

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Lang Lang durante su actuación frente a Las Meninas. Foto © Museo Nacional del Prado

Cubamatinal / Madrid, 22 de marzo de 2019.

Querida Ofelia:

Más de 48.000 personas han disfrutado del homenaje de Lang Lang al Bicentenario del Museo del Prado a través de las redes sociales.

Con motivo de la celebración de su Bicentenario, el Museo del Prado recibió ayer la visita única y excepcional de uno de los pianistas clásicos más reconocidos y aclamados a nivel internacional, Lang Lang. 

Ayer, jueves, 21 de marzo, el afamado pianista chino recorrió algunas de las salas de la colección permanente del Museo del Prado para brindar su personal homenaje a los 200 años de historia de la institución y a la capacidad inspiradora de las obras que atesora.

En la sala 12, frente a Las Meninas, obra maestra de Velázquez, considerado por los españoles participantes en un estudio como el mejor pintor de todos los tiempos, Lang Lang interpretó diversas obras. Entre ellas, ‘Para Elisa’ de Beethoven y ‘Gota de Lluvia’ de Chopin. También realizó una recreación de ‘La Maja y el Ruiseñor’ de Granados.

Este homenaje extraordinario, que fue seguido por 13.000 personas en directo a través de las cuentas oficiales del Prado en Instagram y Twitter, se ha reproducido ya en más de 48.000 ocasiones y se podrá seguir disfrutando en: 

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta Madrid,

Félix José Hernández.

 

El Museo del Prado visto por los españoles

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas

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El 3 de mayo en Madrid o »Los fusilamientos» Goya 1814. Óleo sobre lienzo. 268 x 347 cm. Madrid, Museo Nacional del Prado.

 

Cubamatinal / Madrid, 19 de marzo de 2019.

Querida Ofelia:

Con motivo de la celebración del Bicentenario del Museo del Prado, el Instituto Sondea ha elaborado un informe con la información obtenida a través de un cuestionario que se ha diseñado específicamente para proporcionar información estadística sobre la percepción que los españoles tienen del Museo del Prado, así como otras cuestiones como preferencia de autores, obras o hábitos de visita.

La  encuesta se ha dirigido a individuos de 18 a 65 años residentes en España seleccionados de forma intencional y proporcional a las cuotas de población española en función de sexo, grupos de edad y Comunidad Autónoma, obteniendo una respuesta final de 3.321 individuos, representativa del conjunto de los españoles.   Las conclusiones más destacadas del estudio son:

  1. El Museo del Prado es el museo que tienen más presente casi 9 de cada 10 españoles (86,51%), seguido del Reina Sofía y el Thyssen. El Louvre es el museo extranjero más recordado con un 32,36%.
  1. Más de 7 de cada 10 españoles se sienten muy orgullosos o bastante orgullosos del museo del Prado (71,54%).
  1. Los adjetivos con los que los españoles más relacionan al Museo del Prado son ‘Español’ (48,47%), seguido de ‘Público’ (40,98%) y ‘Universal’ (40,88%).
  1. Los calificativos que mejor definen el contenido de la colección del Prado son: “Clásico” (40,21%), “Enriquecedor” (39,53 %) y “Maravilloso” (31,31 %).
  1. De los pintores del Prado, Velázquez está considerado el mejor de todos los tiempos (37,14%) y el que mejor representa a España (40,25%), seguido en segundo puesto por Goya.
  1. Las Meninas de Velázquez es el cuadro favorito de los españoles (60,10%), siendo el elegido por 6 de cada 10. A 22 p.p. de diferencia está La maja desnuda de Goya (38,31%), seguida de cerca en el tercer puesto por el cuadro, también de Goya, El 3 de mayo en Madrid o Los fusilamientos (33,78%) y el tríptico del Jardín de las delicias del Bosco (30,05%).
  1. El cuadro que los españoles pondrían en el salón de su casa es Las Meninas de Velázquez (31,34%), seguido por un 25,44% que pondría El Jardín de las delicias del Bosco y un 23,03% que pondría Chicos en la playa de Sorolla.
  1. Para la mayoría de los encuestados la compañía ideal para visitar el Museo del Prado es su pareja (70,74%). 2 de cada 3 españoles preferirían visitar el Museo del Prado y ver los cuadros es de forma espontánea (64,40%).
  1. Rafael Nadal (17,78%), Dani Rovira (15,24%) y Alaska (14,73%) son los españoles célebres con los que un mayor porcentaje de los encuestados visitarían el Museo del Prado. Will Smith (17,43%) y el Papa Francisco (10,87) son las personalidades internacionales más mencionadas.
  1. El 94,88% de los españoles afirma que el Museo del Prado es una de las grandes aportaciones de España a la cultura universal.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España,

Félix  José Hernández.

 

El Museo del Prado llega a Pontevedra

Cartas a Ofelia / Crónicas hispanas

 

pontevedra
Retrato de médico El Greco 1582 – 1585 Madrid, Museo Nacional del Prado

Cubamatinal / Madrid, 18 de marzo de 2019

Cuando se cumple el Bicentenario del Museo Nacional del Prado, cuya apertura tuvo lugar el 19 de noviembre de 1819, el museo conmemora su fundación “reflexionando sobre su historia pero con la vista puesta en el futuro”; y lo hace con un programa muy amplio y diverso. 

Entre las múltiples actividades proyectadas se encuentra la exposición “De gira por España”: durante un mes algunas pinturas de especial relevancia de la colección del Museo del Prado dejarán su espacio habitual y podrán verse en diferentes museos del territorio español, uno por cada comunidad y ciudad autónoma (excepto Madrid). 

Dentro de la Comunidad Autónoma de Galicia, en el Museo de Pontevedra se podrá contemplar, hasta el próximo 21 de abril, Retrato de médico, una obra que enlaza con las efigies de intelectuales realizadas en Venecia en el siglo XVI.

Este lienzo, que se cita en el inventario de 1686 del Alcázar de Madrid, lugar en el que permaneció hasta el incendio de 1734, cuando se trasladó al Palacio del Buen Retiro de Madrid, representa a un hombre anciano de cabellos cortos y canos, barba puntiaguda y largos bigotes, vestido de seda negra de reflejos verdosos, con puños y gorguera de hilo blanco, que se ha identificado con un médico por llevar en el dedo pulgar un anillo, distintivo en la época de los galenos.

Con gran cariño y simpatía desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.