La Fuente de la Gracia en el Museo del Prado

Cartas a Ofelia / Cronicas hispanas

gracia

La Fuente de la Gracia (antes de la restauración) Taller de Jan van Eyck Óleo sobre tabla, 181 x 119 cm 1440- 1445 Madrid, Museo Nacional del Prado

 

 

Cubamatinal / Madrid, 22 de octubre de 2018.

Querida Ofelia:

El Museo del Prado y la Fundación Ibedrola España, miembro Protector del Programa de Restauración de la institución, presentan La Fuente de la Gracia restaurada, desde siempre, una de las tablas flamencas más fascinantes y enigmáticas del Museo del Prado que, durante años fue, además, la principal pintura flamenca de la pinacoteca.

En esta exposición, comisariada por José Juan Pérez Preciado, técnico de conservación del Museo del Prado, se podrá apreciar la recuperación estética que ha resultado de la intervención y también se conocerán las claves de un profundo estudio histórico artístico que aumenta el conocimiento que se tiene sobre ella.

Desde su descubrimiento en el siglo XIX para los historiadores del arte se vinculó a la figura de Jan van Eyck y al políptico que el artista realizara, junto con su hermano Hubert, para la catedral de San Bavón en Gante. Sin embargo, las dudas existentes sobre casi todos los detalles que la rodean, especialmente su origen y llegada a España, unidas a la creciente evidencia de no ser una obra pintada directamente por el maestro, hizo que paulatinamente fuera perdiendo interés como obra secundaria dentro de las colecciones de pintura neerlandesa antigua. Por esta razón, hace algunos años se advirtió la necesidad de acometer su restauración con el fin de restituirle su valor y vitalidad pictórica.

 A día de hoy se puede afirmar que la Fuente de la Gracia fue sin duda pintada en los Países Bajos en un ambiente muy vinculado al taller de Van Eyck, si bien se acepta que el artista no trabajó directamente en ella.

 Publicación Junto a esta exposición se ha editado una publicación, a cargo de José Juan Pérez Preciado, técnico de conservación del Museo del Prado, que recoge las conclusiones de la restauración, el estudio historiográfico y técnico de La Fuente de la Gracia y que cuenta con textos elaborados por algunos de los especialistas que han trabajado en la investigación como Eduardo Barba, Jesús R. Folgado García, María Antonia López de Asiain Zabia, Manuel Parada López de Corselas y José Juan Pérez Preciado. 80 páginas  24 x 29,7 cm Rústica (sin sobrecubierta), castellano  PVP: 12 euros

 La restauración La restauración de La Fuente de La Gracia ha sido proceso completo, de año y medio de duración, realizado con el fin de desvelar la obra retirando el barniz opaco y amarillento que cubría la pintura. El objetivo no era sólo su recuperación estética sino también poner sobre la mesa aspectos históricos, iconográficos y claves de su estilo pictórico para completar su investigación.

 La Fuente es una obra compleja en aspectos técnicos y en lectura, por ello ha precisado una restauración con múltiples recorridos y análisis entrecruzados para poner en diálogo espacios, luces, texturas y posiciones en el plano. El tratamiento se ha basado en la continua visión global del conjunto.

 Con la restauración se han recuperado el espacio y la profundidad, elementos esenciales en esta obra que se encontraban enmascarados por la opacidad de la superficie. Estando sucia La Fuente de la Gracia se mostraba como un telón, un simple corte axial de una catedral empleado como recurso para colocar las figuras y hacer una estricta narración iconográfica. Entonces mantenía al espectador distanciado, fuera del cuadro. Con la restauración reaparecen las sombras de las columnas, la luz que se filtra por las ventanas… la arquitectura vuelve a describir un espacio perfectamente comprensible. Para su recuperación ha sido necesaria una limpieza completa.

 La limpieza también ha permitido tener hoy a la vista el peculiar procedimiento pictórico de esta obra. Se trata de una pintura muy elaborada, que parte de un dibujo a pincel con múltiples cambios y rectificaciones pero enmascarado con pulcritud de modo que apenas se transparenta en la composición final. Sobre el dibujo el autor ejecuta una primera pintura de los fondos y las arquitecturas con capa fina y transparente. En segundo lugar, sobre ella, va elaborando los detalles decorativos para añadir en tercer lugar las figuras y por último perfilar los elementos con un trazado fino y lineal, de un nítido color negro muy singular. 

 Dos son los rasgos principales que han sido recuperados con la restauración: el perfilado lineal oscuro de los detalles y su modo peculiar de aplicar las veladuras en las que consigue la transparencia no por el empleo de más medio en la pintura sino por la superposición de capas opacas.

 En resumen, con la restauración La Fuente ha recuperado su intensidad lumínica y de color con un ajustado cambio de imagen así como su espacio comprensible. La restauración al mismo tiempo ha aportado el conocimiento del proceso pictórico necesarias para su investigación.

La exposición  

 Título : “La Fuente de la Gracia. Una tabla del entorno de Jan van Eyck”  Lugar: Museo Nacional del Prado, edificio Jerónimos. Sala D.  Fechas exposición: 23 de octubre de 2018 – 27 de enero de 2019  Comisario: José Juan Pérez Preciado, Técnico de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte hasta 1700 del Museo del Prado. Con el patrocinio de: Fundación Iberdrola España

 La composición y creación de la Fuente de la Gracia no se entienden sin el acceso de su autor o autores a cierto material instrumental —bocetos, apuntes, modelos, etc—, solo disponible para aquellos artistas relacionados con el taller de Van Eyck. Estas fuentes de inspiración afloran también en otras obras vinculadas al universo creativo del maestro, incluso en algunas realizadas después de su muerte en 1441, cuya relación con la pintura del Prado es evidente.

 Así, se expone un dibujo anónimo con enfáticos toques de color realizado en los primeros años del siglo xv en los Países Bajos, un indudable antecedente visual del grupo de judíos situado en la zona inferior derecha de la Fuente de la Gracia, que ilustra los tópicos de carácter peyorativo prevalecientes sobre la cultura hebrea, muy extendidos en la época.

 Varios de los personajes incluidos en nuestra pintura mantienen una clara relación formal con pequeños retratos en tabla creados por seguidores de Van Eyck. Algunas de estas piezas fueron abordadas además con una factura tan similar que se ha especulado con una autoría común. Por otra parte, aunque desconozcamos la identidad de los efigiados, se ha podido comprobar la utilización directa de estos retratos, o de sus dibujos previos, en la representación de los personajes incluidos en la Fuente de la Gracia.

 La primera documentación conocida referida a la Fuente de la Gracia la sitúa en fecha temprana en Castilla. Fue regalada por Enrique IV al monasterio jerónimo de Santa María del Parral en Segovia antes de 1454, como se comprueba en el libro de fundación de esta comunidad. Sin embargo, se desconoce cómo llegó exactamente al poder de este monarca.

 La composición visual general, en particular de la arquitectura y distribución de los personajes, es muy próxima a la de ciertas miniaturas producidas en Castilla en círculos hebreos, como la incluida en la Biblia del Maestre de Calatrava, o de Alba, lo que implica una fuerte relación de la Fuente de la Gracia con el entorno artístico castellano desde su gestación.

 Se deduce así que Castilla no solo fue el destino de la obra, sino muy probablemente también el lugar de su concepción, dentro de un contexto cultural y político abierto a  la conversión y conciliador respecto a la cuestión judía en el que destacó el obispo de Burgos Alonso de Cartagena. Este prelado, muy vinculado a la corte castellana, fue autor de Defensorium unitatis christianae (Defensa de la unidad de la cristiandad), un texto cuyas palabras trasladan las ideas expresadas visualmente en la pintura.

El estudio técnico y la restauración de la Fuente de la Gracia realizados en los últimos años han aportado mucha luz a cuestiones hasta ahora irresueltas sobre esta enigmática obra y han procurado nuevos y fundamentales datos sobre su proceso creativo.

 El análisis químico ha determinado que la obra fue realizada en los Países Bajos, pues en la preparación de la tabla se utilizó creta (carbonato cálcico) en lugar del yeso (sulfato cálcico) habitualmente empleado en la península ibérica. Este dato desecha viejas teorías que defendían una producción local, ya fuese por un discípulo español de Van Eyck o incluso por él mismo durante un viaje.

 Por su parte, la reflectografía infrarroja ha aportado novedades respecto al proceso de creación que permiten descartar hipótesis previas basadas en la creencia de que se trataba de la copia de una obra anterior. El dibujo subyacente que revela esta técnica muestra una situación general de los elementos que constata que nos encontramos  ante una pieza creada ex novo, siendo también muchos los detalles de este dibujo inicial modificados —o finalmente no pintados— en la fase pictórica. Se trata en definitiva de una pintura creada poco a poco, en la que se observan diversas  rectificaciones o cambios a medida que iba siendo elaborada, entre ellos la adición de la aguja central, inexistente en un primer momento.

Redescubrimiento para el mundo académico La Fuente de la Gracia fue redescubierta en los años treinta del siglo xix durante el proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos, cuando fue expropiada al segoviano monasterio del Parral. Pasó entonces al Museo de la Trinidad (más tarde   integrado en el Prado), donde se dio a conocer al mundo académico. Fruto de la admiración e interés que despertó en toda Europa, la literatura en torno a esta obra es asombrosamente abundante y diversa. 

Más allá de la gran cantidad de opiniones y teorías vertidas sobre su origen, autoría y destino, destaca el número de imágenes de la tabla que desde muy pronto se reprodujeron en publicaciones especializadas. Quizá lo más notable sea su elección como portada en uno de los primerísimos manuales de pintura neerlandesa temprana publicado en 1857, así como su inclusión con una importante reproducción a doble página en un repertorio de obras maestras del arte nórdico. Fue también reproducida mediante una técnicamente novedosa impresión en el artículo de Pedro Madrazo que supuso un paso definitivo para su conocimiento. Apareció también en textos más divulgativos concebidos a modo de guía, que la eligieron para ilustrar los tesoros flamencos del Prado. Definitivo para comprender su repercusión es que fuera la primera obra en ser reproducida fotográficamente de todas las que hoy alberga el Prado. 

 Actividades didácticas ITINERARIO DIDÁCTICO Noviembre 2018 Jueves a las 11.00 y 17.00 h.  Diciembre 2018 Martes a las 11.00 y 17.00 h. Enero 2019  Martes a las 11.00 y 17.00 h  Hasta el 22 de enero.

CONFERENCIA La Fuente de la Gracia. Una tabla del entorno de Jan van Eyck José Juan Pérez Preciado. Comisario de la exposición 7 de noviembre a las 18.30 h. 

Auditorio. Para asistir a la conferencia es necesario adquirir una entrada en las taquillas 1 y 2, desde 30 minutos antes del comienzo de la actividad. 

Régimen de acceso  La tarifa única de entrada al Museo es de 15 euros (reducida o gratuita, conforme a las condiciones habituales ya establecidas) y permite la visita a la colección permanente, la exposición “La Fuente de la Gracia. Una tabla del entorno de Jan van Eyck” y a las exposiciones temporales coincidentes con su calendario de apertura.

 De lunes a sábado de 18.00 a 20.00 horas, y domingos y festivos de 17.00 a 19.00 horas, todos los visitantes que quieran acceder a la exposición podrán beneficiarse de una reducción en el precio de la entrada individual que les corresponda, así los  visitantes con tarifa general adquirirán una entrada reducida por importe de 7,50 euros y los colectivos con derecho a entrada reducida podrán adquirir la entrada con una reducción del 50%, es decir, a un precio de 3,75 euros.

El horario de visita a la exposición será de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00h., y domingos o festivos, de 10.00 a 19.00h.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta Madrid,

Félix José Hernández.